El consorcio mexicano Cemex, uno de los mayores productores de cemento del mundo, anotó un beneficio neto de 806 millones de dólares en 2017, obteniendo sus mejores resultados de la última década. (ARCHIVO)
El consorcio mexicano Cemex, uno de los mayores productores de cemento del mundo, anotó un beneficio neto de 806 millones de dólares en 2017, obteniendo sus mejores resultados de la última década.
"La utilidad neta alcanzó 806 millones de dólares en 2017, contra 750 millones en 2016, lo que representa la mayor utilidad neta generada desde 2007" y 8 % más frente al año anterior, indicó la firma en un comunicado.
El director general de Cemex, Fernando González Olivieri, consideró que el 2017 fue un año de retos, pero sus principales mercados, México y Estados Unidos, "registraron un desempeño satisfactorio de flujo de operación en términos comparables".
Además, la compañía destacó el flujo de efectivo libre después de inversión en activos fijos de mantenimiento de 1,300 millones de dólares, que junto con planes de desinversión de activos permitieron reducir la deuda en 2,100 millones de dólares.
No obstante, destacó que hubo factores adversos como el bajo rendimiento en Colombia, Egipto y Filipinas y la subida de los costos de la energía en México.
En su informe financiero, la empresa indicó que las ventas netas en 2017 alcanzaron 13,672 millones de dólares, lo que en términos comparables y ajustados a las operaciones cambiarias supuso un alza del 3 % frente a 2016.
Sin este ajuste, las ventas subieron 2 % si se compara con los 13,352 millones de dólares del año anterior.
La utilidad bruta en estos doce meses se ubicó en 4,693 millones de dólares, inferior en 2 % frente a los 4,782 millones de dólares del 2016, en términos comparables y sin comparar.
El flujo de operación (ebitda) cayó 7 % al cierre de los doce meses al ubicarse en 2,572 millones de dólares, frente a los 2,753 millones acumulados en el mismo periodo del año anterior.
Con el porcentaje de variación comparable ajustado por inversiones/desinversiones y fluctuaciones cambiarias, el ebitda retrocedió 6 %.
La empresa precisó que sus ventas netas en México sumaron 3,095 millones de dólares en 2017, una cifra 8 % mayor a la de los mismos meses del año anterior y, en términos comparables, superior 9 %.
En Estados Unidos los ingresos totales de Cemex se ubicaron en 3,484 millones de dólares el pasado año, un aumento de 3 % en términos comparables, pero una caída de 2 % sin ajustes cambiarios.
Asimismo, en Europa las ventas alcanzaron 3,516 millones de dólares, 5 % más que en 2016.
La filial en América del Sur, Central y el Caribe reportó ingresos por 1.883 millones de dólares en 2017, una cifra 9 % mayor a la del mismo lapso de 2016, aunque en términos comparables el dato representa una caída de 5 %.
Mientras que en Asia, Medio Oriente y África la cementera comercializó productos por 1,361 millones de dólares, lo que supuso un retroceso de 9 % frente a los 1.494 millones de dólares del año anterior.
En el cuarto trimestre de 2017, Cemex registró una pérdida neta de 105 millones de dólares, lo que representó un resultado negativo frente a los 214 millones de dólares del mismo periodo de 2016.
Entre octubre y diciembre, el beneficio bruto de la compañía mexicana fue de 1,184 millones de dólares, 1 % más frente a igual lapso del año precedente, mientras el flujo de operación trimestral (ebitda) cayó 5 % al ubicarse en 625 millones de dólares.
Al cuarto trimestre, la deuda total más notas perpetuas disminuyó en 209 millones de dólares frente al trimestre anterior, 13 %, hasta situarse en 11,359 millones de dólares.
En 2016, Cemex anotó un beneficio neto de 750 millones de dólares, multiplicando por 10 las ganancias del año anterior.
Con sede en la norteña ciudad de Monterrey, la cementera ganó 75 millones de dólares en 2015, y en 2014 tuvo una pérdida neta de 507 millones de dólares, 40 % menor a la registrada en 2013, cuando totalizó 843 millones de dólares.
La empresa entró en dificultades a raíz de la compra de la australiana Rinker por 15,300 millones de dólares en 2007 y el inicio de la crisis de la construcción en EE.UU. y Europa en 2008.