La corrupción, una enfermedad crónica por la que se desangra el desarrollo en Latinoamérica, será objeto de especial atención por primera vez en el Foro Económico Mundial para la región que comenzó ayer en Sao Paulo.
El foro, que durante tres días analizará la situación económica y política en la región, dedicará el jueves un debate específico a discutir sobre cómo romper el actual ciclo de corrupción.
El debate será moderado por el presidente de la Agencia Efe, José Antonio Vera, y contará como ponentes, entre otros, con la presidenta del Supremo Tribunal Federal de Brasil, Cármen Lúcia Antunes Rocha; la presidenta de Transparencia Internacional, Delia Ferreira Rubio; y el ministro de Justicia de Brasil, Torquato Jardim.
El virus de la corrupción en Latinoamérica y su peor manifestación patológica, la impunidad, trascienden -y datan de mucho antes- de casos tan recientes y escandalosos como el de los sobornos del emporio brasileño Odebrecht. Los datos de organizaciones internacionales como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) o Transparencia Internacional son elocuentes en cuanto a la inequívoca relación entre altos índices de corrupción con bajo crecimiento económico, insuficiente índice de desarrollo humano y fragilidad del Estado de derecho.
En el Índice de Percepción de la Corrupción 2017 de Transparencia Internacional aparecen 13 países latinoamericanos entre los cien peores calificados del mundo.
Esos países son, de peor a mejor calificación: Venezuela, Haití, Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, Paraguay, México, Honduras, Ecuador, El Salvador, Bolivia, Perú y Panamá.