El duelo fue pospuesto debido a una fuerte tormenta que azota a Buenos Aires; el duelo está programado para jugarse hoy. (EFE)
La finalísima entre Boca Juniors y River Plate quedó a merced del pronóstico del tiempo.
El primero de los duelos entre los clásicos rivales en una inédita final de la Copa Libertadores que debía jugarse ayer en el estadio la Bombonera fue postergada un día debido a una tormenta de lluvia que azota Buenos Aires. Las condiciones climáticas al parecer no van a mejorar por lo que no es seguro se dispute hoy.
"Yo no voy a abrir la cancha si no está la garantía de que se juega", avisó el presidente de Boca, Daniel Angelici, quien no ocultó su fastidio por la demora que se tomó la Conmebol para suspender el encuentro pese al temporal de lluvia que comenzó en horas de la mañana en la capital argentina y todavía continuaba.
La entidad rectora del futbol sudamericano oficializó la decisión luego de una recorrida de la terna arbitral, encabezada por el juez chileno Roberto Tobar. Cuando patearon la pelota para probar las condiciones de juego, la pelota se atascó varias veces en los charcos que se formaron en el césped, y mientras caminaban, sus botines se sumergían y salpicaban agua.
El anuncio de la postergación del partido se produjo con varios miles de hinchas en la tribuna y otros tantos en los alrededores del estadio.
"No podemos hacer lo mismo que hoy", apuntó Angelici en diálogo con periodistas. "Yo comparto la decisión de la suspensión porque no se podía jugar, pero se debió tomar antes. Hay gente que vino del interior (del país), que tuvo que hacer grandes esfuerzos para trasladarse. Eso no puede volver a suceder mañana (hoy). Al mediodía tiene que saberse".
El servicio meteorológico no pronostica una mejora hasta el lunes. Por ello no se descarta que la primera final pase para el sábado 17 de noviembre y mantener la fecha del 24 para la revancha en el estadio Monumental de River.
Los clubes argentinos mantienen una de las más acérrimas rivalidades en el futbol mundial y se miden por primera vez por el máximo trofeo continental de América. El duelo tiene a millones pendientes de su resultado. Por ello la postergación del partido de ida generó desazón en los hinchas, sobre todo los de Boca.
"El cielo se puso a favor de River, que tiene miedo de jugar", dijo el hincha Sandro Perea, con su camiseta de Boca empapada, en una de las tribunas de la Bombonera. "La verdad tengo mucha bronca, esta final es un suplicio y queremos jugarla ya", añadió.
Igual de apesadumbrado estaba el simpatizante uruguayo Juan Quintar, que junto a su pequeña hija vino desde Paysandú para asistir al "clásico del siglo", como lo han apodado los medios de comunicación.
"Cuando uno viene con la ilusión y con un hijo no quiere, pero se dio así. Por algo Dios quiso así", afirmó el hincha. "Hasta mañana (hoy) me puedo quedar, después ya no. Que mejore el tiempo".
Ambos partidos se jugarán sin público visitante.
Desde temprano, varias decenas de hinchas de River se habían congregado afuera del Monumental ondeando banderas para alentar a sus jugadores antes de salir para la Bombonera, lo cual al final no sucedió.
Los dos equipos aprovecharon la postergación del partido para entrenarse bajo techo.
Desde lo futbolístico, si el partido se disputa al final el sábado 17 favorece a los "millonarios" ya que tanto su capitán Leonardo Ponzio como el delantero Ignacio Scocco padecen molestias musculares que le impedían jugar este sábado.