Distancia. En esta foto de 2016, Iván Duque acompañaba a Álvaro Uribe. Duque y Uribe han evitado aparecer juntos en la campaña, aunque éste último ha presidido actos en todo el país a favor del primero. (AP)
Hasta hace poco, Iván Duque era un habitante más de los suburbios residenciales de Washington, D.C. Vivía en un espacioso apartamento con su esposa, tenía un trabajo bien remunerado en un banco de desarrollo internacional y saciaba su apetito literario en la emblemática librería Kramerbooks.
Entonces, el poderoso expresidente colombiano Álvaro Uribe lo tomó bajo su ala. A partir de ese momento, se produjo uno de los ascensos políticos más vertiginosos de la historia del país. En un lapso de cuatro años, el ignoto tecnócrata pasó a ser un senador de gran popularidad y ahora el favorito para ganar la primera elección presidencial tras la firma de un histórico acuerdo de paz.
Pero una pregunta acosa a Duque de cara a la segunda vuelta del 17 de junio: ¿aplicará su propia política o será un títere de su mentor político, el venerado y a la vez detestado Uribe?
"Hay un inmenso temor", dijo Iván Cepeda, un senador de izquierda que apoya al oponente de Duque, el exguerrillero y exalcalde de Bogotá Gustavo Petro. "El gobierno de Uribe violó más derechos humanos que todos los otros gobiernos juntos" en la historia reciente de Colombia, dijo. "¿Hasta dónde Duque tendría la fuerza para distanciarse de las peores prácticas e ideas de Uribe?"
Las encuestas indican que Duque, de 41 años, le lleva a Petro entre seis y 20 puntos de ventaja. Quien resulte elegido presidirá Colombia en una coyuntura crítica: las primeras etapas de la aplicación de un acuerdo con rebeldes izquierdistas para poner fin al conflicto más antiguo en América Latina. La producción de coca y la violencia han aumentado vertiginosamente en las zonas evacuadas por los rebeldes, lo que tensa las relaciones tradicionalmente estrechas con Estados Unidos.
Petro ha prometido consolidar el acuerdo de paz, mientras que Duque promete cambios, tales como no permitir a los excomandantes ocupar los puestos políticos prometidos por el acuerdo hasta que confiesen sus crímenes y efectúen reparaciones a las víctimas. Sus detractores dicen que esas medidas podrían hacer peligrar la aplicación del acuerdo, de por sí endeble.
Abogado y padre de tres hijos, las críticas estridentes de Duque a los antiguos líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia recuerdan las consignas derechistas de Uribe, el principal opositor del acuerdo de paz, aunque últimamente el candidato ha modificado sus posiciones. Por ejemplo, ha abandonado el plan de anular la amnistía negociada para los excombatientes implicados en el narcotráfico. También ha expresado apoyo a los guerrilleros de base en transición a la vida civil y ha prometido no "hacer trizas el acuerdo", como reclaman algunos intransigentes.
"Ha llegado el momento de exigir que se hagan todas las modificaciones necesarias para asegurar en nuestro país que la paz está cimentada sobre la justicia y no sobre la impunidad", dijo recientemente ante una multitud entusiasta en la región cafetalera.
Desde que superó a Petro por 14 puntos en la primera ronda, la relación de Duque con Uribe ha sido objeto de una vigilancia más estrecha. Aunque Uribe ha recibido elogios por haber debilitado a los rebeldes durante su presidencia, los detractores dicen que logró sus victorias en el campo de batalla a expensas de graves abusos de los Derechos Humanos por los militares, incluso con la matanza de miles de civiles a los que luego se vestía con uniformes de los rebeldes para inflar las cifras de los guerrilleros abatidos.
Según amigos íntimos y asesores, Duque y Uribe trabaron amistad hacia el final de los 13 años de carrera del candidato en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, donde ingresó como asesor de la oficina que representaba a tres países sudamericanos y terminó dirigiendo la división cultural del BID.
Al cabo de su período presidencial en 2010, Uribe fue profesor invitado en la Universidad de Georgetown y escogió a Duque como ayudante. Éste también ayudó a Uribe a encabezar una investigación de las Naciones Unidas sobre el ataque mortífero de Israel a una flota que llevaba ayuda humanitaria a Gaza y luego a escribir sus memorias.
Pero mientras millones veneraban a Uribe en Colombia, otros atacaban su trayectoria en Derechos Humanos.
Riesgo
En marzo, en un incidente de gran repercusión:
⇒ Uribe atacó a un crítico prominente, el periodista de investigación Daniel Coronell.
⇒ Y advirtió que bajo un gobierno de Duque las licencias de transmisión se manejarían con transparencia.
⇒ Declaración considerada una amenaza velada de que un canal de TV del cual Coronell es uno de los propietarios podría ser sacado del aire.