Una joya. El antiguo y elegante edificio del Hotel Salvador, está localizado en la intersección de la avenida Hidalgo con calle Zaragoza.
Carlos González Montes de Oca, nació en Viesca, Coahuila, el 31 de diciembre de 1846. Sus progenitores eran jaliscienses emigrados a La Laguna. Su padre José González Hermosillo, se casó con Trinidad Montes de Oca, él se dedicaba al transporte de mercancía en carros tirados por mulas.
Durante el tránsito peregrino de Benito Juárez por tierras laguneras, en 1864, el joven Carlos González Montes de Oca quien era de ideas abiertamente liberales, se entusiasmó con la empresa defensora de la república ante la invasión francesa; impetuoso, se adhirió a la caravana juarista.
Carlos combatió en el Sitio de Querétaro de 1867, presenció el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas, logró ascensos en el ejército hasta obtener el grado de coronel. Se adhirió al Plan de la Noria de 1871, hizo suya la meta de llevar a Porfirio Díaz a la presidencia de México; la rebelión fracasó. Luego se enroló en el Plan de Tuxtepec, con el mismo fin, movimiento que triunfó en 1876.
Emprendedor, arrojadizo y visionario, Montes de Oca empezó a cultivar algodón en tierras laguneras rentadas en la segunda mitad del siglo XIX, luego fue adquiriendo porciones de terreno cultivable a base de créditos que liquidaba con las cosechas. No le importaba endeudarse, sabía que saldría adelante. Así empezó su gran fortuna.
En su bien documentado libro La Hacienda La Concha una Empresa Algodonera de la Laguna 1883-1917, María Vargas Lobsinger, hace un pormenorizado estudio de la trayectoria de Carlos González Montes de Oca. Detalla que el 20 de diciembre de 1883, en venta de remate en el juzgado de Matamoros, Coahuila, el agricultor y militar adquirió la hacienda La Concepción (hoy ejido La Concha); la escritura de compraventa fue protocolizada en Lerdo, Durango.
Para controlar personalmente los cultivos de algodón en su latifundio de mañana, tarde y noche, Carlos decide radicar con su familia en la hacienda La Concepción, ahí vivió durante veinte años; de 1884 a 1904. Todo lo anotaba y fue un celoso administrador.
Algunas franjas de terreno que no cultivaba, se las rentó a agricultores españoles como Feliciano Cobián Fernández del Valle, Joaquín Serrano Martínez, Sinforiano Sisniega y Francisco Martínez Arauna; así como a sus connacionales Gonzalo Siller y Donato Gutiérrez, quienes amasaron fortuna.
OTRO GIRO COMERCIAL
A fines del siglo XIX, Carlos González Montes de Oca era ya uno de los hombres más adinerados de La Comarca Lagunera, sus arduos años de trabajo agotador y empréstitos por pagar, habían quedado atrás.
En el centro de Torreón compró la manzana que está circundada por las calles Zaragoza y Valdés Carrillo, y por las avenidas Hidalgo y Presidente Carranza, edificó su casa de fachada de cantera con frente por la primera de las calles citadas, colindante con el Hotel Salvador; antes de su demolición, en los años noventa, ahí funcionó la secundaria John F. Kennedy.
Rico en historias y anécdotas, en 1913, en el Hotel Salvador el aguerrido y temible Pancho Villa tuvo apresado al Rey del Algodón, Rafael Arocena y Arbide, a quien liberó hasta que no le entregó más doscientos cincuenta mil pesos en oro nacional como préstamo forzoso para la causa.
Zoila Reyna González de Celada, quien era nieta de Carlos González Montes de Oca y fuera la última propietaria de la finca de su abuelo, la vendió en los años noventa al comerciante Jorge Jaik, me narró: "La gran casona de mi abuelo, fue la primera finca urbana en Torreón, que contó con drenaje; las caballerizas, tenían su frente por la avenida Presidente Carranza.
A la caída de Porfirio Díaz, en 1911, Montes de Oca decidió autoexiliarse en Barcelona, España, donde falleció en el año de 1919.
EL HOTEL SALVADOR
En su libro Aquel Torreón (1983), el historiador Homero del Bosque Villarreal, escribió que el Hotel Salvador se edificó y fue inaugurado en 1910. Su constructor y propietario, Carlos González Montes de Oca, incursionó con éxito en el ramo de la hotelería y no regateó en gastos para construirlo elegante y lujoso para que fuera el de más categoría en Torreón. El arquitecto Antonio Méndez Vigatá, señala que su arquitectura es de estilo victoriano, típica en Inglaterra.
El Hotel Salvador fue el primer edificio de nuestra ciudad en contar con un elevador, era de estilo art noveau, sus sólidas rejas lucían caprichosos y garigoleados adornos metálicos, llegó el infausto día en que uno de sus posteriores propietarios lo mandó retirar; se desconoce a dónde fue a dar.
El coronel Carlos González Montes de Oca, le dio el nombre de Hotel Salvador, porque así se llamaba su segundo hijo varón: Salvador González Fariño, padre de Salvador González Lobo, quien fuera el primer rector de la Universidad de Coahuila (hoy UA de C) a finales de los años cincuenta.
En su libro Pancho Villa, Paco Ignacio Taibo II escribió que el 2 de octubre de 1913 después de tomar Torreón, el Centauro se hospedó en este hotel y ahí apresó y mantuvo detenido al magnate Rafael Arocena y Arbide, el Rey del Algodón. Lo liberaría después, hasta que le entregó más de doscientos mil pesos oro nacional, como préstamo forzoso para la causa revolucionaria.
El escritor Alfonso Taracena escribió en su libro La Verdadera Revolución Mexicana, que el 19 de octubre de 1915 y en el Hotel Salvador de Torreón, Venustiano Carranza acompañado del licenciado Luis Cabrera, el general Álvaro Obregón y otros militares más, recibió el telegrama donde el gobierno norteamericano lo reconocía como presidente de México. Eufórico, salió a saludar al pueblo torreonense desde su balcón, una foto captó el momento.
El Hotel Salvador contaba con 57 habitaciones con servicio de baño y teléfono en cada habitación, además de ofrecer agua caliente las veinticuatro horas del día. Ahí se hospedaron figuras muy célebres como Dolores del Río. En su planta baja funcionó la famosa tienda El Puerto de Liverpool.
EL HOTEL SAN CARLOS
Estaba ubicado en la esquina noroeste del crucero que forman la avenida Hidalgo y calle Múzquiz, era de ladrillo color amarillo pálido y tenía una planta baja con dos pisos superiores. Su entrada principal estaba en la última de las arterias antes citadas, al lado, laboró una peluquería.
En su piso bajo y en la mera esquina, se encontraba la cantina Sansón y Dalila, fue de los primeros salones en su tipo que existieron en Torreón y tenía billares; contaba con mucha clientela.
El coronel Carlos González Montes de Oca, le dio al hotel el nombre de su primer hijo: Carlos González Fariño. El San Carlos tuvo un diseño menos elegante que el Hotel Salvador, tenía una clientela más popular y operó con éxito durante largas décadas.
Fue de los primeros hoteles grandes de la progresista villa del Torreón, cuando el corazón comercial e industrial de nuestra ciudad, se localizaba en el Sector Alianza por su proximidad con la primitiva estación ferroviaria.
Su arquitectura es de diseño ecléctico, luce trazos lineales muy austeros y sencillos, de su ladrillo amarillo pálido aún se pueden apreciar vestigios en la parte posterior que da al Mercado Alianza.
El Hotel San Carlos fue diseñado por su propietario para atender a su clientela con 70 habitaciones, todas con baño y agua caliente las 24 horas del día, servicio de servidumbre y lavado y planchado de ropa.
Recuerdo que allá a principios de la década de los años ochenta, estaba yo estudiando en una tarde-noche en una oficina de un notario público amigo mío en del Edificio Monterrey, para un examen en mis épocas de alumno en la Escuela de Derecho, cuando me llegó la noticia de que se estaba incendiando el edificio del Hotel San Carlos. Acudí a ver la tragedia, la lumbre infernal y calcínea, acabó con la añeja construcción.
Este edificio pereció colapsado por ese ígneo siniestro, sus ruinas chamuscadas fueron después demolidas para dar paso a horripilantes e insulsas construcciones de concreto, tal y como las apreciamos ahora. Así desapareció la antigua y vetusta edificación del Hotel San Carlos, como tantas otras fincas antiguas y valiosas, esfumadas en las humaredas de la historia de Torreón.
Nuestra historia
En 1894, fue el primer presidente municipal de la Villa del Torreón de elección popular. Su gran capital y sus múltiples haciendas le permitieron construir entre otras cosas, el desaparecido hotel San Carlos y el hotel El Salvador con la dirección del ingeniero Federico Wulff, vio transformarse a Torreón en ciudad y al sobrevenir la revolución, por su filiación porfirista, tuvo que abandonar el país y fue a residir a Barcelona, España donde murió el 17 de agosto de 1917.
Se casó con la señorita María Foriño Jove originaria de Parras, Coahuila con quien tuvo numerosa familia. En Torreón compró las tierras que no fueron comprendidas en la construcción de la Villa por don Andrés Eppen y parte de ellas las vendería a su vez a don Feliciano Cobián.