Historia. Además, el edificio hace parte del catálogo de monumentos arquitectónicos por su valor en la historia de la región.
La muy conocida esquina suroeste del crucero que forman la avenida Juárez y calle Cepeda, en el antiguo Centro de Torreón, podría ser una de las esquinas con más carga histórica de todas las existentes. Tiene la particularidad de que ahí han funcionado diversas firmas bancarias desde hace más de un siglo.
Un grupo de inversionistas radicados a principios del siglo XX, en Torreón, tramitó ante las autoridades hacendarias la concesión para constituir una institución financiera que prestara al público los servicios de préstamo y ahorro. Fue pionera en su ramo.
Nació así a la vida financiera la Compañía de Crédito y Ahorros, Sociedad Anónima, sus oficinas se instalaron en los dos pisos superiores de un gran edificio que se localizaba frente a la Plaza de Armas, en la esquina antes citada, el inmueble fue una de las primeras construcciones en Torreón con pisos superiores. Inició sus operaciones con un capital suscrito y pagado de 200 mil pesos.
Esta firma financiera anunciaba al público que pagaba atractivos intereses a todo aquel inversionista que le depositara alguna cantidad de dinero a la vista, o bien, a plazo fijo. Ofrecía expedir bonos de caja sobre el valor entregado, pagando al cuentahabiente el 12 por ciento anual de interés, así como el 2 por ciento y 6 por ciento, en otra modalidad conforme a las condiciones pactadas.
Advertía la Compañía de Crédito y Ahorros, Sociedad Anónima, que para gozar de un préstamo el acreditado debería ser suscriptor de un bono de caja, aclarando que cada bono de cien mil daría a su tenedor una utilidad de 28.00, si era de los ordinarios; y si era de los saldados, la utilidad mejoraba a 50.00.
Entre sus principales directivos y empleados, destacaban: Luis Manuel Navarro, presidente; licenciado Manuel Garza Aldape, secretario; Federico W. Reyes, tesorero y gerente; Mariano Larriva, interventor del gobierno.
El Presidente del Consejo de Administración, Luis Manuel Navarro, era nativo de Parras de la Fuente, ocupó el cargo de presidente municipal de Torreón y era agricultor. Fue propietario de un predio rústico en cuyos terrenos hoy se encuentran las colonias La Estrella, Navarro y Las Magdalenas.
EL TELÉGRAFO, ELEGANTE TIENDA DE ROPA
En la planta baja del edificio donde funcionaba la Compañía de Crédito y Ahorros, Sociedad Anónima, abrió sus puertas al público torreonense la tienda de ropa El Telégrafo, ofrecía artículos de vestir sobre todo para caballeros; también vendía finas telas. Presumía en su publicidad la importación de mercancías de Estados Unidos y Europa.
Su propietario fue Víctor G. Posada, entre otros artículos, El Telégrafo era distribuidor de un famoso calzado de firma norteamericana denominado Magnolia. Lucía en sus aparadores y vitrinas casimires, camisas, corbatas, pañuelos, sombreros, calcetines, cuellos postizos y mancuernillas, prendas de vestir que eran adquiridas por los elegantes dandys laguneros.
El Telégrafo tenía un eficaz equipo de sastres que confeccionaban trajes, eran mandados a elaborar por los mismos clientes que ahí adquirían finos casimires, los de manufactura inglesa fueron muy buscados por la selecta clientela. Estos profesionales del corte y confección, también hacían uniformes para los obreros de las diversas fábricas establecidas en Torreón.
Anotó en uno de sus textos el historiador Ilhuicamina Rico, que el edificio que albergó a las oficinas de la Compañía de Crédito y Ahorros, Sociedad Anónima y a la elegante tienda de ropa El Telégrafo, desapareció entre las llamas de un voraz incendio ocurrido en 1910. Solamente quedaron de la construcción ruinas chamuscadas, las que fueron retiradas tiempo después, el terreno permaneció baldío por algún tiempo.
TAMBIÉN EL BANCO DE LA LAGUNA
El 14 de diciembre de 1907, les fue concedido a un grupo de inversionistas el permiso para aperturar un banco en Torreón, llevaría el nombre de Banco de La Laguna. Este banco funcionó originalmente en una de las esquinas de calle Múzquiz con avenida Ferrocarril (después Iturbide y hoy Carranza), cuando se incendió el edificio de la Compañía de Crédito y Ahorros y la tienda El Telégrafo, los propietarios del banco compraron el terreno que ocupó la desaparecida construcción.
El edificio del Banco de La Laguna es una de los más bellos del Centro Histórico de Torreón. Fue inaugurado el 20 de noviembre de 1910. Tiene un estilo arquitectónico neoclásico, su entrada principal está precisamente en la esquina de la calle Cepeda y avenida Juárez, sobre la misma luce grabada sobre cantera el monograma de la institución "BL".
Cuenta con planta baja y tres pisos superiores, tiene sótano donde se instalaron dos bóvedas, aparte de otra más que se localiza muy cerca de la puerta que da a la calle Cepeda; en su diseño original, las cajas tenían rejillas y fueron desaparecidas por remodelación.
Al momento de ser fundada esta institución bancaria, figuraron entre sus principales accionistas: Alberto Gurza, Enrique Creel, Luis Gurza, Emilio de la Peña, Feliciano Cobián Fernández del Valle, Praxedis de la Peña, Francisco Larriva, Ernesto Madero Farías, Gilberto Lavín Veloz, Ulpiano Ruiz Lavín, Joaquín Serrano Martínez, Juan Terrazas, Pedro Torres Saldaña, Adalberto Viesca, José Zurita y los hermanos Leandro y José María Urrutia Galdames.
Durante la toma de Torreón de 1914, por parte de las tropas villistas, en el Banco de La Laguna se refugiaron algunos de sus accionistas de nacionalidad española con sus familias. El riojano Joaquín Serrano Martínez ocupó las oficinas del gerente. Al triunfar las fuerzas del Centauro del Norte sobre las tropas de Victoriano Huerta, el 2 de abril de ese año, Francisco Villa se presentó días después en este banco para encarar a los hispanos a los que acusó de apoyar al huertismo, les habló muy indignado y los expulsó de la Comarca Lagunera. Cerca de 700 españoles y sus familias, fueron desterrados por tren a El Paso, Texas.
El ingeniero José F. Ortiz, nativo de Monterrey, figuró durante décadas como director del Banco de La Laguna, residió con su familia en uno de los pisos del banco. En diciembre de 1959 a Ortiz le tocó la fusión de esta institución con el Banco Comercial Mexicano, donde figuraba como accionista principal Eloy Vallina, avecindado en Chihuahua; el primer banco fue absorbido por el último.
En el Banco Comercial Mexicano, figuraron como funcionarios: Francisco Benavides Pedroza, gerente regional; Miguel Wong Sánchez, subgerente regional; José Cantú Tijerina, gerente; Ricardo Velázquez, subgerente; y Carlos Canales Martínez, gerente de relaciones públicas
En la década de los setenta del siglo pasado, el Banco Comercial Mexicano se fusionó con otras instituciones financieras, así nació el Multibanco Comermex. Figuraron entre sus consejeros, los siguientes hombre de negocios: Antonio de Juambelz y Bracho, Tomás Villarreal, Luis J. Garza, Santiago Garza de la Mora, Ángel Fernández Madrazo, Félix Sesma Cerro, Juan Abusaid Ríos, Carlos López Sosa, Efraín López Sánchez, Óscar Russek Mijares, Francisco Martín Borque, Elías Murra Marcos, Armando Martín Borque, Juan Murra Marcos, Raymundo Portilla, Luciano Arriaga Acosta, Ignacio Berlanga García y Salvador Valencia.
En Chihuahua estuvo su casa matriz y realizó su cambió a la ciudad de México. El periodista duranguense Antonio de Juambelz y Bracho, ocupó por varios años el cargo de Presidente del Consejo de Administración de Multibanco Comermex, posteriormente, fue designado Presidente Honorario con el mismo carácter.
Transcurrieron los años y el Multibanco Comermex fue absorbido por otras instituciones bancarias. En el viejo edificio que ocupara el Banco de La Laguna funcionaría años después Inverlat, en la actualidad, ofrece sus servicios al público Scotiabank.
Su sede
En este histórico edificio funcionaron:
⇒ La Compañía de Crédito y Ahorros.
⇒ La tienda de ropa El Telégrafo.
⇒ El Banco de La Laguna.
⇒ El Scotiabank.