Matías Fernández celebra tras anotar el primer tanto en el triunfo del Necaxa 2-0 sobre Cruz Azul.
No hay más invicto, el Cruz Azul perdió. Una genialidad de Matías Fernández y un penalti bien cobrado por Víctor Dávila terminaron con la imbatibilidad del cuadro del portugués Pedro Caixinha.
La Máquina se metió a una de las aduanas más complicadas en la Liga MX, la del Necaxa, que tiene ocho fechas sin perder, y puso al líder del Apertura 2018 a su merced con un contundente 2-0.
El grito de Marcelo Michel Leaño, al pitazo final del árbitro César Arturo Ramos, fue digno de una celebración del Día de Independencia. Las fiestas patrias se adelantaron en Aguascalientes.
Fue un partido combatido, con la balanza inclinada para los visitantes, quienes jugaban como locales por la cantidad de aficionados con casacas azules en las gradas del estadio Victoria.
Una genialidad en un tiro directo del capitán hidrocálido, Matías Fernández, puso el duelo a favor rojiblanco. El chileno fue más listo que los cinco hombres de la barrera, Corona y el cuerpo técnico del Cruz Azul. Con su pierna derecha mandó un balón raso, por debajo del muro de futbolistas y ante un portero a la espera de volar rumbo al ángulo.
ATÓNITOS TRAS GOL
Después de la anotación del Rayo, los vestidos de azul tardaron en asimilar el golpe. Jesús Corona manoteaba a los que estaban en la barrera, por su manera de observar el esférico y no aguantar el tiro.
El manejo del juego se perdió y cedieron el control a los rojiblancos. Fue hasta una llegada entre Édgar Méndez y Milton Caraglio, que, a pesar de no terminar entre las redes de Hugo González, provocó una reacción en La Máquina Cementera.
En los últimos 15 minutos de la primera mitad, los de La Noria tuvieron llegada por cada rincón de la cancha del estadio Victoria, más la pelota no encontró un hombre para romper el cero.
El dominio de la pelota continuó para los capitalinos en el arranque del segundo tiempo; el gol, no.
Caixinha, en su ímpetu por buscar el empate, mando a Martín Cauteruccio y a Andrés Rentería, pero el invicto estaba a minutos de terminar. Sin importar su dominio y su jerarquía en la tabla, el Necaxa aprovechó los espacios largos para lastimar la Cruz Azul.
Víctor Dávila provocó una falta dentro del área y cobró fríamente la pena máxima para que Cruz Azul se regresara sin su invicto a la Ciudad de México, una derrota que se veía venir porque nada es para siempre.