Reacción. La Federación del Comercio y la Distribución ya ha anticipado que el sector va a perder más de 1,000 millones de euros. (EFE)
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, preparó ayer el terreno para ponerse en primera línea de batalla en la crisis de los "chalecos amarillos" con un escenario de concertación en forma de reunión mañana con sindicatos, patronal y altas instituciones del Estado.
Esa cita será el primer paso antes de los anuncios que haga esa misma noche, en la que será su primera intervención pública tras más de una semana de mutismo durante la que ha dejado que fuera su primer ministro, Édouard Philippe, el que pusiera la cara en la gestión de unas protestas de una violencia inaudita.
Philippe y varios de sus ministros se esforzaron en convencer de que Macron es consciente del enfado y ha abierto "una fase de escucha".
El portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, hizo en su nombre un acto de contrición al contar que el jefe del Estado "ha reconocido que algunas de sus palabras han podido herir", en una alusión a frases que han fraguado su imagen de soberbia y han alimentado el odio en su contra visible en los actos de "chalecos amarillos".
La cuestión ahora es qué tipo de medidas pueden llegar a calmar ese enfado porque las cifras de participación en las manifestaciones del sábado (136,000, según el Ministerio del Interior) son casi calcadas de las de una semana antes.
El dispositivo de seguridad "excepcional" (89,000 agentes) que el Gobierno desplegó la víspera en el cuarto sábado consecutivo de movilizaciones de los "chalecos amarillos" limitó el grado de violencia física (hubo muchos menos heridos).
Pero pese a las cerca de 2,000 detenciones practicadas por las fuerzas del orden, muchas de ellas con carácter preventivo en controles en los accesos a las concentraciones varias horas antes de que empezaran, no impidieron ni lo disturbios ni los destrozos.
En el caos
Eso mismo se vivió en otras ciudades:
=> Como Toulouse, Saint-Etienne o Burdeos.
=> El exprimer ministro, Alain Juppé hizo hincapié en que "las consecuencias de todo esto son desastrosas" para el comercio y para el atractivo turístico de varias localidades.