Cada vez es mayor el número de personas -en especial en países de ingresos bajos a medios- que sufren de carencias de minerales y vitaminas, sobrepeso y obesidad. (ARCHIVO)
Una alimentación inadecuada supone un mayor riesgo para la salud mundial que la contaminación del aire y el consumo de alcohol, drogas y tabaco combinados, alertó un documento elaborado por el Panel Mundial sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición.
El documento, elaborado en asociación con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sugiere formas en que los gobiernos pueden persuadir a sus socios de la industria alimentaria para que faciliten a los consumidores un mejor acceso a dietas más saludables.
De acuerdo con estimaciones recientes, unos 815 millones de personas en el mundo padecen todavía subalimentación crónica, y existen otras formas de malnutrición que están en aumento.
Con los cambios en los hábitos alimentarios, sobre todo el abandono de los alimentos tradicionales por otros con grasas, azúcares y ultraprocesados, cada vez es mayor el número de personas -en especial en países de ingresos bajos a medios- que sufren de carencias de minerales y vitaminas, sobrepeso y obesidad.
El documento titulado "Mejorar las dietas en una era de transformación de los mercados alimentarios: desafíos y oportunidades para el compromiso entre los sectores público y privado" señala que las intervenciones del sector público por sí solas no serán suficientes para solucionar estos retos.
Por ello se hace un llamado para actuar, desarrollando medidas que propicien que las empresas “inclinen la balanza en sus actividades” a favor de productos frescos y otros más nutritivos y accesibles para todos.
El copresidente del Panel Mundial sobre Agricultura y Sistemas Alimentarios para la Nutrición, John Beddington, señaló que “si bien el objetivo del desarrollo económico puede conducir a dietas más saludables y variadas, también incrementa aún más el consumo de alimentos ultraprocesados no saludables”.
Beddington subrayó que “producir alimentos más sanos no significa menos ganancias. Con la combinación correcta de regulaciones e incentivos, el sector privado puede beneficiarse de las dietas más saludables”.
Por su parte, el director general de la FAO, José Graziano da Silva, indicó que “lograr el objetivo Hambre Cero y erradicar la malnutrición es una responsabilidad pública, para lo cual cada uno debe llevar a cabo actuaciones concretas en los sistemas alimentarios".
“Los gobiernos deben esforzarse más por definir normas e incentivos claros para las empresas a fin de conseguir una mejor nutrición para todos. La promoción de dietas saludables beneficia a todo el mundo”, dijo.
En el documento se señaló que existen oportunidades y beneficios para que los intereses públicos y privados se asocien para poder avanzar, para lo cual es esencial un diálogo abierto para generar confianza.
Por lo tanto, es crucial que gobiernos, donantes, sector privado y las organizaciones internacionales vean una alimentación deficiente como una cuestión distributiva de enorme importancia que merece la misma atención que otras cuestiones, como los ingresos o el bienestar.