HISTORIAS DE LA CREACIÓN DEL MUNDO
El Señor terminó la obra de la Creación.
No la firmó: Dios es un poco medieval, y los artistas de la Edad Media nunca firmaban sus trabajos.
Sintió un escrúpulo, no obstante. Estaba demasiado patente en sus criaturas. En todo se le podía adivinar: en la magnificencia del Sol y del mosquito; en la ternura del mar y la paloma; en la bondad del hombre, y en su maldad también.
Así, el Señor se puso a pensar qué debería hacer para oscurecerse a Sí mismo, para volverse incomprensible, equívoco y confuso de modo que nadie lo pudiera reconocer.
Fue entonces cuando creó a los teólogos.
¡Hasta mañana!...