De todos los medios se han valido los humanos para tratar de adivinar el futuro.
Han usado la quiromancia, que es la adivinación por la lectura de la mano; la oniromancia, adivinación a través de los sueños; la piromancia, adivinación por las figuras que forman las llamas de una hoguera; la licanomancia, adivinación mediante los reflejos de los objetos en el agua; la catoptromancia, adivinación hecha con el uso de un espejo; la hidromancia, adivinación por medio del agua; la cleromancia, adivinación que se hace echando suertes; la ornitomancia, adivinación por el vuelo de las aves; la teratomancia, adivinación por el nacimiento de seres monstruosos o deformes....
Sin despreciar tantas y tan variadas técnicas -no cito la extispicina, que era la adivinación por el examen de las entrañas de una víctima sacrificada; los auspicios, adivinación por el vuelo de las aves; ni la hepatoscopia, adivinación que se hace mirando el hígado de un animal -sin despreciar todo eso, digo, a mí no me atemoriza que me adivinen el futuro.
A mí más bien lo que me causa miedo es que alguien me adivine el pasado.
¡Hasta mañana!...