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El undécimo disco de la cantante mexicana Lila Downs, "Salón, lágrimas y deseo", recupera el bolero y mira hacia la música mexicana de los años 50 y 60.
En este nuevo trabajo, compuesto por 14 temas, Downs, quien es hija de una cantante indígena mixteca y un cineasta de Minnesota, reinterpreta sus propias raíces culturales en clave de resistencia femenina, haciendo un homenaje a la lucha de las mujeres, con canciones como "Peligrosa".
La cantautora explica que, siempre que se ha posicionado públicamente en torno a temas como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en 2014 o la candidata indígena a la presidencia del país, María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, ha recibido ataques por "ser mujer e interferir en política".
La discografía de Downs enmarcada en el género de las músicas del mundo bebe de muchas influencias, especialmente de las músicas populares y folclóricas de muchas culturas, como el fado, el flamenco o la música balcánica, pero encaja perfectamente en un festival de jazz, dado que fue este género el que la llevó a "entender la música como un lenguaje universal".
Una herramienta para mostrar al mundo la herencia de los pueblos originarios desde la música.