Peruanos fueron mayoría en la Arena Mordovia. (EFE)
Daniel Etchevarría se enteró de que sufría una artritis severa en las rodillas poco después de que su amada selección de Perú se clasificó al Mundial, algo que no había conseguido en 36 años. El diagnóstico significaba que el contador peruano tendría poca capacidad de movimiento si hacía el viaje a Rusia para alentar a su equipo.
Pero no había modo de perderse este suceso, ni siquiera por estar confinado a una silla de ruedas durante el viaje.
Y cuando otros peruanos comenzaron a cantar a todo pulmón en el Fan Fest de Saransk, el hincha de 51 años se puso, vistiendo su camiseta "de la suerte" y con lágrimas en los ojos.
"Tenía que estar acá. Me siento un mensajero de Perú. No importa lo lejos que vayamos, ahí estaremos", dijo Etchevarría, quien fue de Lima a Rusa. "Estuve en el repechaje contra Nueva Zelanda que nos puso acá, y cuando Farfán anotó el primer gol para que ganáramos 2-0, lloré y lloré y lloré".
Ayer, Etchevarría figuraba entre 35 mil peruanos que invadieron la ciudad más pequeña entre las subsedes.