Contradictorio. En su primer discurso sobre el Estado de la Unión como presidente, Donald Trump hizo un llamado a la unidad del EU, pero sus palabras no coincidieron con el tono de su retórica, que se mantuvo divisiva y criminalizadora con los inmigrantes. (AP)
Donald Trump no pudo anoche escapar de sí mismo. En su primer y trascendental discurso sobre el estado de la Unión, ofreció un recital de cómo dar la vuelta al mundo sin moverse del sitio. Quiso ser moderado y solemne, y acabó exigiendo un muro con México.
Trump no mencionó el TLC pero arremetió contra los indocumentados.
Ofreció unidad a una nación fracturada y al final sólo puso sobre la mesa más polarización y rechazo a los ilegales. Al cabo de más de una hora de intervención, Trump acabó siendo Trump, el presidente de la división.
"Por décadas, las fronteras abiertas han permitido que las drogas y las pandillas inunden nuestras comunidades más vulnerables. (Debemos) construir un gran muro en la frontera sur", dijo ante ambas cámaras del Congreso.
Trump insistió en su plan de otorgar la ciudadanía a 1.8 millones de jóvenes sin papeles a cambio del muro.
Sobre comercio, presumió haber logrado en un año relaciones justas.
"EU finalmente le ha dado vuelta a la página de décadas de acuerdos, que sacrificaron nuestra prosperidad y que se llevaron fuera nuestras compañías, nuestros trabajos y nuestra riqueza. Muchas compañías de autos están ahora construyendo y expandiendo sus plantas en EU, algo que no se había visto por décadas. Chrysler está mudando una importante planta de México a Michigan", aseguró.
Sin embargo, su discurso se enfocó más que a su logros a ser un recuento del contenido de sus mensajes compartidos en Twitter, los cuales le han generado miles de críticas por parte de sus opositores y de 'likes' por parte de su base de seguidores. "Los estadounidenses también son soñadores", dijo el presidente, quien así intentó poner a los ciudadanos de EU por delante de los inmigrantes del programa DACA, conocidos como 'dreamers' y a quienes también incluyó, sutilmente, a la pandilla de MS13.
El llamado de Trump a la "unidad de la familia estadounidense" no se cumplió ni en su persona: Llegó solo al Congreso -su esposa Melania llegó aparte al Capitolio, entre versiones de crisis de pareja-, tras un traslado donde decenas de personas lo esperaban en las calles con carteles de "mentiroso" y "no eres mi presidente". (Con información de El País, Reforma y El Universal)