Dentro había pulpos venenosos. (INTERNET)
Sophie Pix, una niña de 11 años, recogió en la playa de Quindalup, Australia, unas conchas marinas que llamaron su atención.
Se las regaló a su padre sin saber que en las conchas se encontraban unos pulpos de anillos azules, de los animales más venenosos que existen, informa el diario local The West Australia.
Su padre, al limpiar las conchas en casa descubrió lo que escondían. "Me asusté, y luego encontré otro en mi bolsillo, que expandió sus tentáculos sobre mi pierna. Debió haber estado en mi pierna durante 15 o 20 minutos”. "Es bastante aterrador pensar que pude haber sido mordido y morir frente a mis hijos en la víspera de Navidad", agrega Aaron Pix.
DA.