De esta vista de la Calle Zaragoza observamos la Tabaquería y Papelería “El Modelo”[,] (recientemente desaparecida). Y el Hotel Salvador con la planta baja ocupada con “El Puerto de Liverpool”, ca. 1930.
Con imaginación y pasión se puede desarrollar un nuevo cometido para el castillo, me atreví a sugerir al dueño. Las dos plantas superiores del Hotel Salvador pueden ser convertidas en espacios airosos o lofts, departamentos para jóvenes, residencia de estudiantes, oficinas e incluso guardería.
Echemos un vistazo a la cantidad de mamás que trabajan en la Hidalgo y en esta área, ellas podrían aprovechar esa guardería. También, hay muchos jóvenes que vienen de poblaciones cercanas a estudiar a Torreón. Entonces, darle un uso de vivienda o guardería es una opción viable.
La planta alta o penthouse puede ser una lujosa oficina, por su magnífica vista y ubicación.
O simplemente un espacio para cursos o conferencias. No tiene estacionamiento propio, así que habrá que acondicionárselo en alguna manzana cercana al edificio, sobran espacios en el Centro.
El dueño tiene frente a sí mismo la oportunidad histórica de legar a sus nietos un edificio que es bello y rentable. A sus nietos y a toda la ciudad, y a La Laguna, y más aún. ¿Falta proyecto?, pues hay que acudir a nuestros arquitectos laguneros, el talento sobra, y en el talento está el cuidado para preservar meticulosamente el estilo original y sus bellas estructuras y acabados. Los ingredientes están en la mesa, habrá que mezclarlos: interés y compromiso del propietario, y un justo provecho para él, junto con la capacidad de los arquitectos, y algún apoyo - por supuesto que sí - del municipio. Al rescatar el antiguo Hotel Salvador, su dueño pondrá el ejemplo de invertir en el Centro para revaluar su propiedad y, paralelamente, lograr que se rescate la historia. Que se preserve una expresión memorable, un testimonio valioso y elocuente de nuestro pasado común.
UNA BREVE CRÓNICA
El 22 de marzo de 1888, el coronel Carlos González Montes de Oca compró la manzana número seis con todos sus lotes. En la esquina de Hidalgo y Zaragoza se estableció el hotel, que fue diseñado por Federico Wulff, el mismo que determinara el trazo entero de nuestra recién fundada ciudad.
En el resto de la manzana, el coronel construyó bodegas, oficinas y una casa.
Él tenía su residencia en La Concha, por lo que tener una casa en la naciente villa resultaba muy conveniente.
En la planta baja del hotel se encontraba la tienda departamental "El Puerto de Liverpool", propiedad de J. Goodman, cuyo gerente era Luis Bergman. Vendía ropa Haft Scaf & Marx, calzado para caballero Edwin Clapp & Son y ropa hecha para señoras y niñas. En un anuncio del Directorio Comercial de 1908, mencionan tener el mejor surtido del norte de la República. El hotel incluía una barbería y una surtida cantina con billar, y el costo de la habitación sin asistencia, en 1908, era de 1 a 5 pesos diarios.
Desde 1904, este hotel se podía comparar, por su lujo, con cualquiera de los establecimientos de la Gran Manzana: así lo decía un viajero que se hospedó ahí. Cada habitación contaba con agua caliente y baño con tina. Asimismo, según la distribución original, en base a un gran cuadro central se ubicaba un elevador de jaula, gracias a lo cual, todas las habitaciones tenían vista a la calle.
Recuerdo que, en un anuncio en El Siglo de Torreón de los años treinta, el menú del restaurante del hotel estaba en inglés y español.
Por todo esto y más, el Hotel Salvador es uno de mis edificios favoritos y consentidos del Centro. Y espero que usted, querido lector, coincida conmigo.
El castillo está ahí frente a nosotros, es una joya que está esperando le brinden la oportunidad de brillar como se merece. Deseo, ansío que estas palabras sirvan de estímulo, aliciente e imán para darle nueva vida al castillo, gran protagonista de nuestra querida Perla de La Laguna.
Si tiene comentarios, escríbanos a: [email protected]