Científicos de las universidades Rutgers, McGill, de California, Stanford y de Oslo analizaron especies marinas y terrestres de sangre fría e identificaron que la vida marina es más sensible al calentamiento y menos capaz de escapar del calor. (ARCHIVO)
Científicos de las universidades Rutgers, McGill, de California, Stanford y de Oslo analizaron especies marinas y terrestres de sangre fría e identificaron que la vida marina es más sensible al calentamiento y menos capaz de escapar del calor.
En la investigación fueron analizadas 400 especies de todo el mundo, desde lagartijas y peces, hasta arañas y se calcularon las condiciones de seguridad para 88 especies marinas y 294 terrestres, así como las temperaturas más frescas disponibles para cada especie durante las partes más calurosas del año.
El estudio publicado en la revista “Nature”, es el primero enfocado en comparar la sensibilidad de las especies acuáticas y semiacuáticas al cambio climático y su capacidad de mantenerse en sus mismos hábitats, informó la Universidad McGill en su página de Internet.
Malin Pinsky, académico del Departamento de Ecología, Evolución y Recursos Naturales de la Universidad de Rutgers y líder del proyecto, afirmó que las especies marinas se están extinguiendo dos veces más que las terrestres, al aumentar la temperatura.
"Los hallazgos sugieren que se necesitarán nuevos esfuerzos de conservación si el océano va a continuar apoyando el bienestar humano, la nutrición y la actividad económica", apuntó.
Jennifer Sunday, coautora y profesora asistente en el Departamento de Biología de McGill, señaló que es más fácil encontrar temperaturas más cálidas o frías para animales terrestres como un lagarto que los animales del océano.
El análisis refirió que en el pasado, las extinciones a menudo se concentraban en latitudes y ecosistemas específicos cuando el clima cambió rápidamente y abundó que es probable que el calentamiento futuro provoque la pérdida de más especies marinas de los hábitats locales y la mayor rotación de especies en el océano.
Los expertos consideran que la identificación de especies y ecosistemas más afectados por el cambio climático es indispensable, para orientar la conservación y la gestión.
De esta manera, se podrá evitar la pérdida de la diversidad genética de las especies y de los ecosistemas, lo cual afectará a la sociedad humana.