El incidente ocurrido en la pelea estelar de UFC México, el pasado 21 de septiembre, ha generado muchos comentarios. Para quien no lo sepa, Yair Rodríguez y Jeremy Stephens encabezaban la cartelera. El peleador norteamericano se quejó de un piquete en el ojo que le impidió continuar el combate. Nadie sabe a ciencia cierta qué fue lo que sucedió antes de eso.
Queda claro que los 15 segundos de disputa no fueron suficientes para el exigente público mexicano. Desencantados con la decisión médica y enardecidos por la sospecha de que se trataba de una estratagema del estadounidense, los asistentes a la función decidieron aliviar su frustración y hacer justicia por propia mano: lanzaron infinidad de objetos al centro del octágono.
Después de esto, pasará bastante tiempo antes de ver nuevamente a la UFC en tierras aztecas. A juzgar por su reacción, quienes se encontraban realmente cegados eran los espectadores, al exigir una decisión razonable, de la manera más irracional. De ese modo se convirtieron en el sorpresivo antagonista de la historia.
Si alguno de los que arrojaron objetos pensó que con su acción ayudaría al peleador mexicano y perjudicaría a Jeremy, se equivoca. En esa revuelta de ciegos, el tuerto salió ganando. El combate fue reprogramado y ahora, el mexicano y el estadounidense se verán las caras al norte del Bravo.
Wendy Arellano