En uno de los episodios finales de Los Simpsons, el soporífero y aturdido octogenario abuelo es reclutado como esquirol para romper una huelga en una planta nuclear. Su táctica: aturdir, si no es que arrullar, a los huelguistas contándoles historias que no tienen pies ni cabeza para agobiarlos, agotarlos y, finalmente, vencerlos. Así parecen los gobernadores priistas frente a AMLO: abrumados, perdidos y derrotados.
Si algo resulta evidente de observar la manera de funcionar tanto de la política como de los negocios en el mundo a lo largo del tiempo es que sobreviven quienes tienen claro el rumbo, entienden el contexto y no se pierden entre los árboles. Quienes comprenden el bosque tienen la oportunidad de vencer hasta al más poderoso o al más incompetente porque la alternativa, dejarse llevar por la corriente, lleva siempre a la quiebra o a la desaparición.
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