Arturo Gilio le cortó las dos orejas a 'Veidimiador', su primer enemigo de la tarde.
Arturo Gilio Quintero demostró ayer que sí puede "ser profeta en su tierra", al cortar dos orejas para convertirse en el triunfador de la novillada internacional celebrada en la plaza de toros Alberto Balderas, de Ciudad Lerdo, que lució un lleno total en sus tendidos para ver este triunfal "mano a mano", ya que también el francés Maxime Solera, tocó pelo.
Luego de partir plaza bajo los acordes de El Cielo Andaluz, abrió el festejo Maxime Solera recibiendo a "Cominito", de 420 kilogramos, el primero de los cuatro ejemplares enviados por la ganadería jaliciense El Siete, de juego dispar.
El torero galo recibió a su enemigo con faroles de rodillas, pero el astado no acudió al engaño y saltó al novillero, sin detener su marcha hasta llegar a las tablas y de un salto, ingresar al callejón, sin consecuencias para lamentar".
Con la muleta, el europeo enseñó virtudes con su mano izquierda, dando largos pases que envolvieron en su embrujo a los aficionados, se lanzó a matar, dejando la muleta a un lado, el astado no fue engañado y embistió con fuerza, dando voltereta al novillero, que se reincorporó para matar con una estocada bien colocada obteniendo una oreja.
"Alabastro", de 425 kilos, castaño, fue el segundo astado para Solera, el mejor presentado de la tarde, pero nunca pudo entenderlo el francés y aunque colocó una estocada en la cruz, tuvo que recurrir a numerosos descabellos, escuchando dos avisos.
Gilio, vestido de grana y oro, tuvo en primer turno a "Veidimiador", de 420 kilos de peso, a quien recibió con elegantes pases utilizando el capote. Armado con la muleta, realizó un Péndulo que enloqueció a la multitud, en una plaza que ya para ese momento mostraba una extraordinaria entrada que parecía exclamar con furia que la Fiesta Brava está viva en La Laguna.
Toreando por el lado derecho, Gilio llevó al novillo hacia los terrenos que más le convenían al novillero, rematando con molinetes y manoletinas preparando la suerte suprema en la que colocó estocada delantera y caída, pero suficiente para acabar con la existencia del toro, faena que fue premiada con dos orejas.
Fue "Guardián" el segundo toro en turno para Gilio, último de la tarde, negro, zaino, Arturo entendió bien a su enemigo y le arrancó algunos pases, pinchó en par de ocasiones a la hora de matar, lo que le impidió reclamar otro premio y tuvo que conformarse con salir al tercio para recibir palmas.