La Iglesia se mantiene firme en no dar su bendición a la unión entre personas que pertenecen al mismo sexo.
Así lo manifestó Noé Soto Valdez, vocero de la Arquidiócesis de Durango, quien indicó que la Iglesia no cambia su postura en este tema, pues siempre se ha defendido el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Al ser prioridad el cuidado de la descendencia, para la Iglesia es fundamental la composición hombre-mujer del matrimonio, sin interferir con las prácticas o formas de pensar de quienes no coinciden con esto.
Tampoco consideró sana la adopción de niños por parte de parejas que pertenecen al mismo sexo, particularmente desde el punto de vista psicológico y social, pues no hay que olvidar que los menores son totalmente vulnerables y requieren preferentemente de la figura del padre y de la madre para crecer con total integridad.