La industria cafetera afronta su nivel más bajo en todo el mundo
Los precios del café están experimentando una caída a nivel mundial causada, principalmente, por la sobreproducción de este grano. Por ejemplo, Brasil, el mayor productor cafetero del planeta, produjo el último año 60 millones de sacos, en comparación con 51 millones del 2017. De la misma forma, Vietnam, segundo en producción, superó los 30 millones de sacos.
Este fenómeno se ha repetido en los grandes productores de todo el mundo, razón por la cual la cotización de esta materia prima se ha reducido en un 30 por ciento desde octubre de 2018. Como resultado de esta sobreproducción, tenemos ganadores y perdedores.
Marcas cuya materia prima es el café, como Starbucks o Nestlé, han elevado sus márgenes de beneficio hasta casi un 15 por ciento. Ambas compañías apuntan a lograr ganancias importantes en los próximos años, ya que la tendencia indica que los precios seguirán cayendo.
En el otro lado están los productores de café. Son quienes más sufren con la caída de precios, pues pese a que más han producido en los últimos años, sus ingresos se han reducido de manera dramática. Por ello, los gobiernos de diferentes países han adoptado medidas para estabilizar los precios del café.
En países como Colombia, se han elaborado planes que regulen las exportaciones de la semilla, así como los costos en el mercado local, de manera que los precios no sean excesivamente bajos. Además, se trabaja contra el contrabando y la venta ilegal de café, que mortifican aún más el comercio interno.
De esta manera, cada país busca proteger la industria local. La manufactura de este grano ha crecido en los últimos años con la aparición del denominado ‘café de especialidad’, el cual se sirve en cualquier momento del día, ya sea acompañado de desayunos o almuerzos. Asimismo, los utensilios para su preparación han innovado. Preparar un café especial con una cafetera italiana es una gran opción, y es algo que tiene gran presencia en restaurantes y cafés.
Desde el 2016 los precios del café no registraron un desplome de tal magnitud. Se estima que la producción en todo el mundo llegue a 171 millones de sacos, todo un récord, que sobrepasa los 163 millones de consumo anual. No obstante, no todos los cafés sufren la caída de precios. Los considerados de “alta calidad” aún se mantienen en una posición aceptable.
Aún así, especialistas de este sector industrial consideran que a mediano plazo la sobreoferta pueden poner en peligro la oferta de granos de calidad superior. La mayoría de agricultores cultiva una mezcla de variedades, pero esta caída puede provocar que dejen de hacerlo, y los precios de los granos gourmet se encarezcan.
Este derrumbe de los precios afecta principalmente a los sectores más débiles, en este caso los pequeños y medianos productores de América Latina y el Caribe. La crisis se extiende y genera un gran impacto social.
Entre los países más perjudicados, y que sufrirían una crisis económica y productiva, figuran México, Costa Rica, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia o Brasil, entre otros. En el caso de Colombia y Honduras el golpe sería mucho más duro, ya que representan un tercio de sus exportaciones. Los efectos colaterales son el desempleo, la migración y la caída de ingresos, por mencionar algunos.
La pobreza aumentaría aún más, puesto que se estima que casi 14 millones de personas dependen directa o indirectamente de la actividad cafetalera en esta parte del mundo. El abandono por años de los gobiernos han ocasionado que si bien produzcan más, la calidad y los precios no hayan aumentado.
La competitividad es una tarea pendiente, y los cafetaleros necesitan de mayor acceso a la tecnología, a insumos a precios bajos, de manera que los resultados que obtengan tras la cosecha sean más competitivos.