'Sobre México pesa la incertidumbre y las presiones comerciales que surgen por la política comercial internacional de Estados Unidos', explicó el WEF.
México cayó dos lugares en el Índice Global de Competitividad 2019 del World Economic Forum (WEF) para ubicarse en el sitio 48 de 141 economías, con las peores calificaciones en los indicadores de crimen organizado, libertad de prensa y visión gubernamental de largo plazo.
Si bien su puntuación mejoró 0.3 puntos del índice, hubo otros países que mejoraron más que la economía mexicana. En el ranking global, México es el segundo país más competitivo de América Latina, después de Chile y lejos de los 10 primeros lugares que fueron: Singapur en primer sitio, seguido de Estados Unidos, Hong Kong, Países Bajos, Suiza, Japón, Alemania, Suecia, Reino Unido y Dinamarca.
"Sobre México pesa la incertidumbre y las presiones comerciales que surgen por la política comercial internacional de Estados Unidos, lo que son vientos en contra que impiden el desarrollo socioeconómico de México lo que reduce las expectativas de los líderes de negocios y consecuentemente el atractivo a invertir", explicó el WEF en el documento.
De los 12 pilares que mide el WEF, bajó en tres y subió en nueve. En los que retrocedió fueron: infraestructura 54, estabilidad macroeconómica 41, salud 60. Mientras que ganó lugares en instituciones 98, adopción de tecnologías de la información 74, habilidades 89, mercado de productos 53, mercado laboral 96, sistema financiero 64, tamaño de mercado, dinamismo de negocios 41, capacidad para innovar 52.
Los pilares donde tuvo mejoras fueron: Instituciones que subió del 105 al 97, mercado laboral que subió del 100 al 96 y adopción de tecnologías que llegó al 74. Mientras que en transparencia presupuestal obtuvo el sitio mejor lugar, con el 6.
En crimen organizado México se ubicó en el 140 de 141; tasa de homicidios con 129; confianza en servicios policiacos 139; libertad de prensa 118, visión gubernamental de largo plazo 114.
Al referirse a la competitividad mundial, el WEF afirmó que a 10 años de la crisis financiera global, la economía se mantiene enganchada a un ciclo bajo o plano de crecimiento, a pesar de la inyección de 10 billones de dólares de los bancos centrales.
Advirtió que "los cambios en el contexto geopolítico y el incremento de las tensiones comerciales están creando incertidumbre y podrían precipitar una desaceleración"
