Adán y Eva comieron el fruto del Árbol del Bien y del Mal. ¡Qué rico sabía! Sabía más bien que mal. Ese fruto era el del conocimiento. Y cuando el hombre y la mujer se conocieron aquello también fue muy sabroso.
Todo eso irritó mucho al Señor.
Expulsó del paraíso a Adán y Eva e hizo caer sobre ellos terribles maldiciones. Luego puso al Oriente del edén un ejército de querubines con una espada flamígera para que el hombre y la mujer no pudieran volver al paraíso.
Entonces la mujer y el hombre inventaron su propio paraíso.
Lo llamaron amor.
Los querubines lo envidiaron y quisieron conocer ese paraíso ellos también.
No pudieron, pues les estaba prohibido abandonar su guardia.
Hasta la fecha los querubines sufren.
¡Hasta mañana!...