Está segura que los rayos electromagnéticos afectan más que a otros su salud. (INTERNET)
Rosi Gladwell es una mujer española de 70 años que asegura ser alérgica al Wi-Fi y por eso se pasa la mayor parte de su día metida en un saco de dormir recubierto con hilos de cobre y plata, dice ella que para evitar los campos electromagnéticos que emiten tanto el Wi-Fi como los celulares.
Ahora además pide que a las autoridades de la ciudad de donde es, Polopus, cerca de Granada, descontinúen toda conexión inalámbrica a Internet para aliviar su condición, ya que le preocupa que las condiciones de la ciudad donde vive en Reino Unido sigan afectando su salud, informa el New York Post.
"En realidad estoy bastante asustada por el futuro. En este momento me las arreglé para estar a salvo al tener la suerte de vivir en una casa en el campo donde no hay frecuencias electromagnéticas medidas. Pero si introducen el 5G, entonces no sé qué traerá el futuro. Es un tema realmente aterrador”, declara ella.
Según dice, comenzó a sentirse mal hace seis años, pero encontró alivio cuando decidió apagar su Wi-Fi y sus teléfonos inalámbricos.
"Si estoy expuesta por mucho tiempo, tengo que volver a casa y tener dos días con todo apagado y no mirar televisión", señala respecto a su calidad de vida.
También es líder del grupo Totnes de Conciencia del Campo Electromagnético. "Los científicos dicen que el 4 por ciento de las personas en todo el mundo sufren de sensibilidad a los EMF y eso es probablemente una subestimación. Muchas personas ahora no se sienten muy bien, todos se sienten exhaustos y estresados, y, en mi opinión, parte de eso se debe a la radiación", asegura.
DA.