Unión. Federico y Elvira celebraron 50 años de casados en compañía de sus hijos, nietos y bisnieto; piensan seguir unidos. (EL UNIVERSAL)
Elvira y Federico se dieron el "sí" por cuarta ocasión en presencia de sus cuatro hijos, nueve nietos y un bisnieto; se reclinaron ante el altar a refrendar sus votos matrimoniales. Hace 50 años se juraron estar juntos por siempre. "Hasta que Dios nos dé licencia", dicen en coro.
La novia llegó al altar con un vestido largo de encaje en tono dorado y un ramo de lilís; el novio, de traje negro con corbata dorada. "¡Beso, beso!", ovacionaban los invitados en el exterior de la capilla que construyeron en la casa campestre que eligieron para vivir tranquilos. En medio siglo de matrimonio de Elvira Morales y Federico Ibarra ha habido de todo: alegrías, enojos, preocupaciones, pero sobre todo respeto y amor.
En la unión no todo es miel, cuando hay problemas debe prevalecer la prudencia, dice Elvira, quien por 35 años combinó su profesión de enfermera con las tareas del hogar y en una tienda de abarrotes ubicada cerca de la Central Camionera, que atendía su esposo y ahora administra uno de sus hijos.
Don Kiko, como le dicen de cariño, estaba al pendiente del negocio durante el día y también al cuidado de sus hijos, y por las noches trabajaba en la rotativa de un periódico local. De esta forma dividían los gastos y responsabilidades de la casa. Hoy, dicen, gracias al esfuerzo conjunto tienen una vida estable, al pendiente uno del otro.
LOS PRIMEROS AÑOS
Con la huella de un beso color carmín en la mejilla, don Kiko recuerda que conoció a su esposa hace 56 años, cuando era una quinceañera. Elvira, quien entonces estudiaba Enfermería, se resistía a formalizar una relación.
A su pretendiente lo dejaba en espera por horas y en días ni se asomaba a verlo. "En una ocasión salió su abuelo y me persiguió a cintarazos", recuerda Francisco.
Al paso del tiempo "prendió el amor". Una amiga de ella, Silvia Anguiano, la hacía de cupido llevando y trayendo mensajes entre los novios. Su noviazgo duró seis años.
"Nos casamos el 26 de enero de 1969, yo tenía 21 años y Kiko 25". En su 25 aniversario celebraron sus bodas de plata, a los 45 ratificaron su matrimonio en una celebración religiosa y hace dos semanas llevaron a cabo sus Bodas de Oro.
"Se ha hecho para refrendar lo que tenemos y ha servido mucho, porque muchos de nuestros amigos nos preguntan: '¿Qué han hecho para estar tantos años juntos?' y nos piden consejos".
Elvira inclina su cabeza en el hombro de su marido, quien recientemente estuvo hospitalizado por un problema gástrico; es para él su compañera de toda la vida, su enfermera permanente. Ambos, dicen, se necesitan.
"Ahora es un amor más maduro, ya sin apasionamiento, es un amor de compañía, tanto él me necesita a mí como yo lo necesito a él, y acompañarnos sobre todo, eso es lo más importante. Y lo poco o lo mucho que tengamos, siempre compartirlo".