Más de un centenar de indígenas recorrieron la ciudad en una chiva.
Las protestas contra la política económica y social del Gobierno colombiano recibieron este viernes en Bogotá el apoyo de un grupo de indígenas que clamaron por el cese de la violencia en la novena jornada de manifestaciones, la más pacífica y menos concurrida.
Más de un centenar de indígenas recorrieron la ciudad en una chiva, autobús típico de las zonas rurales de Colombia, en el que incluso se subieron al techo y alzaron la bandera roja y verde del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), la organización con mayor representación en la jornada.
En medio de la algarabía, el grupo llegó a la Universidad Nacional donde fue recibido con aplausos por los estudiantes que resistieron el torrencial aguacero y con quienes caminaron con sus bastones de mando hasta el lugar donde fue herido el sábado pasado por la Policía el joven Dilan Cruz, que dos días después se convirtió en la primera víctima mortal de la violencia policial.
NO MÁS ASESINATOS
La consejera de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Aida Quilcué, aseguró que se suman a las protestas porque persisten las violaciones a los derechos humanos y la violencia contra los pueblos aborígenes, especialmente en el convulso departamento del Cauca.
"La minga indígena siempre ha estado en asamblea permanente, en movilizaciones permanentes a raíz de la sistemática violación de derechos humanos que se está viviendo en el Cauca y en las distintas regiones del país", explicó Quilcué.
Ese departamento está inmerso en una espiral de violencia generada por las disputas territoriales de distintos grupos al margen de la ley como disidencias de las FARC, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y carteles mexicanos del narcotráfico.