Los datos básicos que debes conocer de esta enfermedad. (ARCHIVO)
El lupus es una enfermedad autoinmune que puede dañar cualquier parte del cuerpo, ya sea piel, articulaciones o los órganos internos.
Es una padecimiento crónico, cuyos signos pueden manifestarse por seis días o pueden mantenerse incluso años.
El lupus afecta directamente el sistema inmunológico, ya que éste no logra diferenciar entre los tejidos sanos del cuerpo y los invasores externos, así que crea autoanticuerpos que atacan y destruyen el tejido sano y pueden provocar dolor, inflamación y daños en distintas partes.
Es una enfermedad de remisiones y recaídas, esto significa que cuando logra mejorar los síntomas disminuyen considerablemente y se siente mucho mejor, sin embargo, cuando recae los síntomas empeoran y la persona se siente más enferma.
Lupus Foundation of Amercia aclara que aunque esta enfermedad podría parecer similar a otras como cáncer y VIH, no lo es.
En el caso del cáncer, se trata del crecimiento anormal de un tejido maligno que se puede propagar hace otra área de tejido; mientras que en el lupus el tejido sano es atacado por el sistema inmunológico que debería estar produciendo anticuerpos para protegerlo, sin embargo, hace la función contraria.
El VIH es otra enfermedad que no debe relacionarse con el lupus, ya que en el caso del VIH o SIDA, el sistema inmunológico se caracteriza por ser muy poco activo y muchos niveles por debajo de la normalidad, mientras que en el lupus el sistema inmunológico es hiperactivo.
El lupus no es una enfermedad contagiosa, ni tampoco se propaga por el contacto sexual. Se presenta con mayor frecuencia en personas de 14 a 44 años, principalmente en mujeres en edad fértil.
Aunque cualquier persona, sin importar raza o grupo étnico puede desarrollar lupus, las mujeres de color tiene dos o tres veces más probabilidades de desarrollarlo.
La mayoría de las personas con lupus pueden llevar una vida plena, pues el tratamiento para dicha enfermedad se concentra en reducir los siguientes malestares:
-Evitar, prevenir y minimizar el daño en órganos.
-Controlar los síntomas como dolor de articulaciones y fatiga.
-Reducir la inflamación.
-Inhibir la hiperactividad del sistema inmunológico.
-Evitar las recaídas y tratarlas cada vez que se presenten.