Legalmente, un presidente estadounidense sí puede cerrar la frontera. (ESPECIAL)
En distintas ocasiones en lo que va de su mandato, el presidente estadounidense Donald Trump ha amenazado con cerrar la frontera con México.
La amenaza más reciente ocurrió justamente este viernes, cuando el mandatario señaló que la próxima semana cerrará la frontera sur de Estados Unidos, o grandes secciones de ella, si México no detiene inmediatamente la inmigración ilegal.
Ante esto, surge la cuestión de qué podría ocurrir si la advertencia de Trump pasa a la realidad.
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Lo primero que debe saberse es que, legalmente, un presidente estadounidense sí puede cerrar la frontera, bajo argumentos de seguridad nacional.
Gil Kerlikowske, excomisionado de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, declaró en una entrevista con el diario USA Today que “logísticamente es posible impedir el cruce de un camión de carga, un vehículo de pasajeros o de un peatón en alguno de los puertos de cruce internacional”.
Y estas afectaciones podrían no solo repercutir en los extranjeros que buscan ingresar al país en busca de asilo, sino que también podrían impactar negativamente a los estadounidenses que necesitan “viajar, comerciar y hasta comer”.
Hasta ahora, son dos las ocasiones que se ha cerrado la frontera; la primera en la administración de Ronald Reagan, en 1985, en reacción a la desaparición del agente de la Agencia Antidrogas (DEA), Enrique "Kiki" Camarena, y la segunda el 11 de septiembre de 2001, luego de los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York y al Pentágono, aunque esta última medida fue momentánea.
REPERCUSIONES ECONÓMICAS
Cerrar la frontera, aunque sea de forma momentánea como tras los ataques del 11-S, puede tener fuertes repercusiones económicas, tal como lo documentó el politólogo estadounidense Peter Andreas, quien reportó que el comercio transfronterizo, que promediaba en 670 millones de dólares diarios en ese entonces, cayó cerca de un 15 por ciento diario las semanas posteriores al 11 de septiembre, según reportes de medios nacionales.
Además, la medida también tuvo afectaciones en las ventas en las ciudades estadounidenses fronterizas, debido al aumento de los tiempos de inspección en los cruces internacionales, provocando que incluso en algunas ciudades como San Diego, California, se declarara una emergencia económica por la ausencia de compradores provenientes del norte de México.
Actualmente, las economías de EUA y México se encuentran más integradas y ha aumentado el comercio transfronterizo, pero esto podría no ser suficiente para evitar que la detención o disminución del flujo de productos y viajeros ocasione un daño económico que se refleje incluso en una caída de los índices del mercado de valores estadounidense, tal y como señaló Andreas.