Cuando dos voluntades tenaces se encuentran, el choque suele ser épico. En el caso del automovilismo el emperador de las pistas tuvo a bien tener un disgusto con el príncipe heredero de la producción en masa. Las consecuencias tienen eco hasta nuestros días. (ARCHIVO)
Cuando dos voluntades tenaces se encuentran, el choque suele ser épico. En el caso del automovilismo el emperador de las pistas tuvo a bien tener un disgusto con el príncipe heredero de la producción en masa. Las consecuencias tienen eco hasta nuestros días.
Enzo Ferrari, obstinado piloto, emprendedor y constructor de autos de competencia, nacido bajo el signo capricornio y sobreviviente de dos guerras mundiales, despreció la propuesta de Henry Ford II para adquirir su empresa. ¿Por qué alguien tan aguerrido vendería el fruto de su esfuerzo? Simple: Enzo siempre tuvo como objetivo ganar competencias. Establecer una armadora de vehículos de calle para el público era meramente un medio para hacerse de más recursos, con el fin de mantener la Scuderia en los podios.
Al otro lado del Atlántico, Henry Ford II, hijo del creador de la línea de producción moderna, controlaba la armadora familiar en Dearborn. Recién llegado de servir en la Marina norteamericana, no era un solitario como su padre, sino que aprendió en el esfuerzo de la guerra la importancia del trabajo en equipo coordinado, apoyándose en el mejor recurso humano disponible.
En 1949 reinician las competencias de Le Mans tras la guerra. El ganador de este evento, el italo-americano Luigi Chinetti, percibe el potencial de Ferrari como producto de consumo y la primera concesionaria de la marca inicia operaciones en los Estados Unidos.
Tras dos trágicos eventos en deporte motor en Le Mans y en la Mille Miglia, en 1957 los grandes fabricantes americanos acordaron abstenerse de invertir recursos en carreras de competencia.
Enzo acepta una propuesta inicial de adquisición para que Ford se encargara de la producción en masa de autos turismo. Abogados y contadores trabajan en una propuesta formal para ofrecer al italiano 15 millones. Todo iba en orden hasta que Enzo encuentra una cláusula donde Ford conservaba el control de la participación de Ferrari en competencias. Eso hizo que Enzo cambiara de parecer y decidiera mejor dar entrada a Fiat como su socio.
Al momento en que Ford se entera del desprecio de Enzo, decide que desarrollará un nuevo vehículo para vencerle en la joya de la corona del deporte motor. Este es solo el inicio de una de las historias más emocionantes del mundo motor y que, esta semana, hemos desarrollo en un gráfico.