Se dice aliviada de que aunque era algo preocupante, no fue tan malo como lo que pensaban que era. (INTERNET)
Cuando a Rachel Palma le dijeron que había una tenia alojada en su cerebro se puso contenta y la razón es que esta neoyorkina de 42 años pasó meses creyendo que había un tumor en su cerebro.
Tiraba las cosas, olvidaba las palabras, experimentaba temblores, tenía alucinaciones y perdía coordinación y movilidad. “Mis episodios se estaban volviendo cada vez más extraños. Hubo días en los que no sabía dónde estaba. Inicialmente, los médicos no podían ayudarme, incluso después de tomar varias exploraciones de mi cerebro. Tan solo cuando di con un especialista en Mount Sinai, siete meses después de que empezaron los síntomas, alguien pudo ayudarme”, cuenta ella, según cita el sitio Gizmodo.
Tras una resonancia magnética le dijeron que tenía un tumor cerebral pero el día de la cirugía los médicos se dieron cuenta que era algo más, un gusano en su cerebro.
“Dejé de hacer preguntas y comencé a celebrar y aprovechar al máximo la vida porque, en un instante, se puede ir. Pensé que es asqueroso. No sabía qué pensar. Me sentí aliviada en ese momento de que no era cáncer y de que no necesitaría ningún tratamiento adicional. No me gusta especular sobre cómo podría haberlo contraído porque no lo sé, comenta.
Ella tenía lo que se conoce como neurocisticercosis, que normalmente se trata con antibióticos pero en el caso de Palma el gusano ya había crecido mucho. La causa más común de una infección en los seres humanos es el consumo de carne mal cocinada. La tenia se aferra a los órganos de sus huéspedes y de ahí extrae los nutrientes.
DA.