Se le relacionaba con el narcotráfico. (ESPECIAL)
Un día como hoy pero de 1999 en la CDMX se suscitó uno de los eventos que marcó al mundo del espectáculo nacional.
Es lunes por la mañana, al salir del restaurante Charco de las Ranas sobre el periférico, cuatro hombres a bordo de un vehículo Jetta abrieron fuego directo a su camioneta, impactando en cuatro ocasiones la cabeza del periodista, quien murió instantáneamente.
En total, se detonaron más de 24 casquillos, hiriendo a Jorge Gil, quien fuera su compañero de producción en ese entonces.
Mario Bezares, su compañero de conducción en el programa matutino 'Pacatelas' se salvó de morir al estar al interior del restaurante en el baño, abriendo un debate sobre su supuesto involucramiento en el asesinato.
"Un crimen perfectamente planeado", decía Javier Alatorre mientras daba la noticia en Azteca Noticias.
De acuerdo a las entrevistas realizadas por el programa 'Historias detrás del Mito', Paul Stanley ya había sido amenazado de muerte en noviembre de 1998 en un restaurante, donde fue apuntado con un arma de fuego en la cabeza.
Ese mismo año, pero en diciembre, se repitió la misma historia del asalto pero en esta ocasión a bordo de su camioneta, donde viajaba junto a Jorge Gil y Mario Bezares, recibiendo golpes y agresiones.
Años más tarde y sin ningún responsable, comenzaron a brotar datos sospechosos sobre la supuesta relación de Stanley con el narcotráfico.
De acuerdo a diversas investigaciones, Paco Stanley estaba vinculado con Luis Ignacio Amezcua “El rey de las metanfetaminas” y Erasmo Pérez Garnica “El Cholo”, quienes pertenecientes al Cártel de Juárez.
Además, la Fiscalía General de Justicia de la CDMX determinó que tenía relación con Amado Carrillo “El señor de los cielos”, quien supuestamente le proporcionaba cocaína, misma que fue encontrada en su cuerpo el día de su muerte.
Los datos comenzaron a enlazarse con su 'amigo' Mario Bezares, quien habría entregado a Paul para saldar una deuda pendiente con los miembros del Cártel de Juárez, y es por eso, que se escudó en el baño del restaurante previo a su muerte.
Luego de las investigaciones, Bezares permaneció menos de un año tras las barras, pero salió en libertad tras no encontrarse evidencia contundente.