Un biólogo y un historiador del arte han propuesto una nueva forma de intentar trazar la evolución de frutas y verduras, más allá del uso de sus genomas antiguos, recurriendo a la representación que de ellas se ha hecho a través de la historia. (ESPECIAL)
Un biólogo y un historiador del arte han propuesto una nueva forma de intentar trazar la evolución de frutas y verduras, más allá del uso de sus genomas antiguos, recurriendo a la representación que de ellas se ha hecho a través de la historia. Un proyecto en el que pretender involucrar a los ciudadanos.
Los genetistas que buscan entender la historia de las plantas que comemos pueden decodificar los genomas de antiguos cultivos a partir de muestras raras y bien conservadas, pero este enfoque deja lagunas sobre dónde y cuándo evolucionaron muchas de las frutas, verduras y cultivos de cereales de hoy en día.
"Podemos tener algo del código genético de algunas plantas antiguas, pero a menudo son muestras no bien conservadas", según el biólogo de plantas Ive De Smet, de la Universidad de Gante (Bélgica), uno de los autores del estudio que publica Trends in Plant.
Por eso, considera, en un comunicado, que "mirar el arte puede ayudar a poner a estas especies en un mapa del tiempo y rastrear su evolución".
Es el caso de las de las sandías con rayas verdes claras y oscuras, que aparecen en las antiguas representaciones egipcias. Esa información, combinada con el ADN extraído de una hoja de esa planta que se encontró en una tumba egipcia, indica que el fruto fue domesticado hace más de 4,000 años y no es un invento moderno.
Este enfoque ya ha demostrado que muchas variaciones comunes de frutas y verduras son muy anteriores al campo de la genética moderna y que productos que vemos actualmente en las fruterías "no son necesariamente cosas que se consigan a través de la biología molecular", destaca De Smet.
"Muy a menudo se trata de variaciones naturales que ya existían hace siglos y que ahora se han puesto de moda otra vez", agrega el biólogo.
Aunque las pinturas pueden dar a los investigadores pistas sobre cómo eran las frutas y verduras y dónde se encontraban en el pasado, también tienen sus limitaciones, pues hay que conocer la calidad y el estilo del artista, que influyen en el realismo de las plantas representadas.
Así, el otro autor del estudio David Vergauwen, profesor de Historia del Arte en Amarant (Bélgica), explica que incluso algunos pintores de renombre "no son fuentes siempre fiables".
"Si estuvieras interesado en determinar cómo era una determinada fruta o verdura y utilizas a Picasso como referencia, podrías tener una impresión equivocada de su apariencia", dice Vergauwen.
Los investigadores también están limitados por la accesibilidad del arte en sí, pues las colecciones menos conocidas o privadas se pueden pasar por alto y confundir a los investigadores sobre las líneas de tiempo y los orígenes geográficos.
Además, cuando se representan plantas en un cuadro, a menudo no se mencionan en su título, por lo que tienen que estudiar cada pintura individualmente.
"Las fresas del bosque son representadas muy a menudo a los pies de la Virgen María, pero nunca se menciona en la descripción", del cuadro, dice De Smet.
Por eso, las conclusiones a las que lleguen, depende de la calidad de la base de datos que manejen y, para ayudar a ampliarlas, los autores quieren contar con la participación de los aficionados al arte de todo el mundo, para que les proporcionen imágenes de pinturas con alimentos de origen vegetal y los detalles de la obra.
"Para nosotros es fácil ir a las colecciones europeas como el Louvre de París, pero también hay museos en Asia o en América Central y del Sur que podrían enseñarnos mucho", añade.