El Gobierno sueco anunció este lunes que cerrará durante 48 horas sus fronteras a extranjeros procedentes de Reino Unido y Dinamarca por la nueva cepa de coronavirus detectada en Inglaterra y que se ha extendido a más países, como su vecino nórdico. (EFE)
El Gobierno sueco anunció este lunes que cerrará durante 48 horas sus fronteras a extranjeros procedentes de Reino Unido y Dinamarca por la nueva cepa de coronavirus detectada en Inglaterra y que se ha extendido a más países, como su vecino nórdico.
Las autoridades británicas habían reforzado hace dos días las restricciones de movimiento en Londres y el sureste de Inglaterra por el alarmante aumento de los casos de la COVID-19, que los expertos relacionan con una nueva variante altamente contagiosa.
Varios países, entre ellos Dinamarca, han decretado en las últimas horas la prohibición de entrada a viajeros procedentes del Reino Unido por la nueva cepa.
"El Gobierno ha decidido hoy establecer una prohibición de entrada al país para minimizar el riesgo de propagación", dijo en rueda de prensa el ministro de Interior sueco, Mikael Damberg.
En la misma comparecencia, la titular sueca de Asuntos Exteriores, Ann Linde, aclaró que el plazo de 48 horas obedecía al deseo de mantener una línea conjunta dentro de la Unión Europea (UE), pero no descartó que pueda ser prolongado.
Todos los que hayan viajado desde el pasado día 12 a Suecia desde Reino Unido deben someterse además a dos test de coronavirus.
Suecia, que ha optado por una línea más laxa contra la pandemia, solo prohibía hasta ahora la entrada al país a no residentes procedentes de fuera del espacio Schengen.
Las autoridades suecas han dado en los dos últimos meses un giro a la estrategia de la primera ola, con muchas recomendaciones y alguna prohibición, manteniendo abiertas las escuelas, bares, restaurantes, cines y otros locales de ocio.
Suecia fue el más castigado entre los países nórdicos, con una tasa de mortalidad cinco veces superior a la de Dinamarca y diez a las de Noruega y Finlandia, lo que provocó críticas y acusaciones de que el objetivo real era lograr la inmunidad de rebaño.
La llegada de la segunda ola provocó que el Gobierno sueco adoptase un papel más activo, fijando la enseñanza a distancia en institutos y universidades, limitando a ocho el número de personas permitido en reuniones públicas, restringiendo la actividad de restaurantes y recomendando por primera vez usar mascarillas en transporte público.
Todos los empleados públicos no esenciales deberán trabajar desde sus casas hasta el 24 de enero, una recomendación que se extiende también a la empresa privada.
Suecia, que ha registrado casi 8,000 muertos, tiene una tasa de mortalidad por COVID-19 de 78.49 por 100,000 habitantes, muy superior a la del resto de países nórdicos, aunque por debajo de las de Italia, Reino Unido, España o Francia, según el recuento de la universidad estadounidense Johns Hopkins.