El origen de las enigmáticas ráfagas rápidas de radio (FRB, en inglés), que los astrónomos llevan más de una década tratando de explicar, está más cerca de ser comprendido tras la detección de la primera señal de ese tipo en la Vía Láctea. (ESPECIAL)
El origen de las enigmáticas ráfagas rápidas de radio (FRB, en inglés), que los astrónomos llevan más de una década tratando de explicar, está más cerca de ser comprendido tras la detección de la primera señal de ese tipo en la Vía Láctea.
Tres estudios publicados este en la revista "Nature" detallan la observación de uno de esos pulsos de alta energía producido por un magnetar, un tipo de estrella de neutrones con un potente campo magnético, ubicado en nuestra galaxia.
Los investigadores creen que este hallazgo ayudará a aclarar cómo se originan estos eventos, que hasta ahora solo se habían detectado en regiones más alejadas del universo y cuya insólita naturaleza ha sido objeto de todo tipo de hipótesis.
SEÑALES INEXPLICADAS
Las ráfagas rápidas de radio son súbitos destellos que en tan solo una fracción de segundo pueden descargar más de cien millones de veces la energía que genera el Sol.
Desde que se detectaron por primera vez, en 2007, los astrónomos han identificado numerosas ráfagas procedentes de diversos puntos del universo, pero su lejanía ha dificultado descifrar hasta ahora los mecanismos que las originan.
Entre las diversas hipótesis que se han puesto sobre la mesa en los últimos años se encontraba la posibilidad de que su origen fuera el de las estrellas de neutrones, los densos remanentes de ciertas estrellas gigantes tras su explosión como supernova.
Las observaciones que se detallan ahora en "Nature" apuntan en esa dirección.
"Este descubrimiento sugiere que algunas de las ráfagas, y probablemente la mayoría ellas, dado lo comunes que son estos eventos en el universo, se originan en magnetares", señaló en una rueda de prensa telefónica Christopher Bochenek, del Instituto Tecnológico de California.
COLABORACIÓN INTERNACIONAL
El pasado 28 de abril, un proyecto de observación canadiense (CHIME) y otro estadounidense (STARE) detectaron una FRB en la misma región del cielo.
En un escaso periodo de 1 milisegundo, la ráfaga, identificada como FRB 200428, emitió más energía en ondas de radio de la que el Sol genera en medio minuto.
Ambos equipos coinciden en señalar el magnetar galáctico SGR 1935+2154 como el origen de la señal, que iba acompañada de una explosión de rayos X procedente de la misma fuente.
"Cuando observé los datos por primera vez me quedé helado, prácticamente paralizado por la emoción, me costó unos minutos recuperarme", rememoró Bochenek.
El radiotelescopio chino de quinientos metros de apertura FAST contribuyó con observaciones del mismo magnetar a corroborrar la posibilidad de que esa sea la fuente de la ráfaga.
FUTUROS ESTUDIOS
Una vez se tienen pruebas de que los magnetares pueden producir ráfagas rápidas de radio, los científicos esperan estudiar en profundidad qué mecanismos disparan esos súbitos estallidos de energía.
La mayoría de las emisiones en radio en el universo se producen a través de un proceso conocido como radiación de sincrotrón, en el cual los electrones que se desplazan de manera desordenada en el interior de gases interactúan con campos magnéticos.
Ese fenómeno genera ondas de radio en las cercanías de agujeros negros supermasivos, remanentes de supernova y nubes de gases calientes en el interior de galaxias.
Los físicos sospechan que las ráfagas que emiten los magnetares pueden producirse cuando una gran corriente de electrones moviéndose de manera coordinada interactúa con el campo magnético de esos cuerpos.