Un nuevo estudio sugirió que el vocabulario y la forma en que nos expresamos es proporcional a las emociones que experimentamos con mayor frecuencia, por lo que el uso de un léxico más desarrollado ante las emociones negativas como las positivas, es un reflejo de nuestras tendencias emocionales. (ESPECIAL)
Un nuevo estudio sugirió que el vocabulario y la forma en que nos expresamos es proporcional a las emociones que experimentamos con mayor frecuencia, por lo que el uso de un léxico más desarrollado ante las emociones negativas como las positivas, es un reflejo de nuestras tendencias emocionales.
La investigación, liderada por científicos de la Universidad de Pittsburgh, apoyó teorías previas en las que vincularon las formas del lenguaje con las experiencias vividas, donde un vocabulario más amplio de emociones negativas indica mayor angustia psicológica o deterioro en la salud física, mientras que las palabras que describen emociones positivas están relacionadas con mejores condiciones emocionales y físicas.
"Hay una congruencia entre cuántas formas diferentes usamos para nombrar un sentimiento y la frecuencia y probabilidad de que experimentemos ese sentimiento", explicó Vera Vine, una de las autoras del ensayo publicado en "Nature Communications", respecto a los estados emocionales más frecuentes.
Estas conclusiones fueron posibles a través de ensayos realizados a mil 567 estudiantes universitarios, quienes tuvieron que informar, cada cierto tiempo, sobre su ánimo y la forma en cómo se sentían. Además, revisaron los contenidos de blogs públicos de más de 35 mil personas como un experimento sobre la comunicación y el flujo de conciencia.
Fue así que, los especialistas detectaron que por cada 200 palabras en el texto, se utilizaron tanto una palabra de emoción positiva como una negativa. Sin embargo, las diferencias fueron mayormente notables entre los escritos de mujeres y hombres, ya que el género femenino presentó una tendencia más alta en el uso de expresiones negativas.
El estudio indicó que las personas que utilizaban amplitud de palabras negativas describieron preocupación por la confrontación con una enfermedad o sentimientos de soledad, que atribuyeron a síntomas como la depresión, angustia y problemas de salud física.
Los textos en que predominaron las narraciones positivas sugirieron experiencias más alegres en la vida de las personas, así como un mayor funcionamiento psicosocial, mayor extraversión, amabilidad y salud en general, mientras que eran menos los sentimientos relacionados con la tristeza y la depresión.
A este uso frecuente de ciertas palabras los investigadores lo denominaron "vocabularios activos", los cuales tienden a estabilizarse dentro del lenguaje individual de una persona ya que reutilizan las palabras con las que se sienten más cómodas; en cambio, las palabras de uso temporal fueron descritas como "vocabularios pasivos".
Al ver estos resultados los especialistas consideraron necesario crear nuevas alternativas terapéuticas dentro del campo psicológico. Una de las formas que consideraron útiles es "etiquetar" las emociones con el propósito de que sean asumidas y comprendidas, pues negarlas perjudica la salud mental y física de los pacientes.