Con unos recursos limitados, Vietnam ha optado por adelantarse a la pandemia de COVID-19 con medidas como las cuarentenas masivas y un rastreo exhaustivo de los posibles contagios, lo que le ha permitido resistir con 194 infectados y ningún muerto hasta el momento.
"Para explicar el éxito de Vietnam se pueden destacar tres puntos: la inversión realizada en tiempos pacíficos, la pronta activación del sistema de respuesta y la manera en que toda la sociedad lo ha encarado con un liderazgo fuerte desde arriba", explica Park Kidong, funcionario de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Hanoi.
El virus llegó pronto a Vietnam, el 23 de enero, de la mano de dos ciudadanos chinos y en unas fechas peligrosas: al inicio del Año Nuevo Lunar, las vacaciones más largas del año en las que millones de vietnamitas aprovechan para viajar dentro y fuera del país, visitado también por miles de turistas chinos.
Para entonces, el país llevaba semanas en guardia y a principios de enero, cuando se hicieron públicas las primeras infecciones por el coronavirus en China, ya realizó evaluaciones de riesgos y creó un comité especial de gestión.
En cuanto a la preparación previa "en tiempos pacíficos", Vietnam ya contaba con un plan de actuación en caso de epidemias que le ahorró semanas de trabajo.
El 2 de febrero, con apenas seis casos confirmados, el régimen comunista de Hanói ya había suspendido vuelos desde las zonas más afectadas de China, anulado visados de entrada, puesto en cuarentena a cientos de personas y cerrado los colegios en casi todo el país.