
Habrán pasado los años, pero no habrá pasado lo nuestro...
En un día como hoy, 22 de agosto de 1965, unimos nuestras vidas para siempre. Prometimos amarnos en las buenas y en las malas con toda la fuerza de nuestros corazones. Yo, Rosendo Valadez Huizar, prometí amarte a ti, María Guillermina Castro Castruita, por toda la eternidad. Envejecer a tu lado con nuestros nueve maravillosos hijos ha sido el mejor regalo que Dios me ha dado, un hermoso viaje que comenzamos hace 55 años y que espero en Dios poder vivirlo contigo por muchos años más.