A finales de los ochentas, inicios de la década de los noventas, en Beverly Hills ocurrió un crimen que se convirtió en uno de los más impactantes y mediáticos de la década. (Especial)
A finales de los ochentas, inicios de la década de los noventas, en Beverly Hills ocurrió un crimen que se convirtió en uno de los más impactantes y mediáticos de la década.
Todo ocurrió en el círculo de la familia Menéndez encabezado por Joseph Lyle Menéndez y Erik Galen Menéndez, un matrimonio exitoso en la industria del entretenimiento que se mudó de Nueva Jersey a Los Ángeles para continuar con su crecimiento laboral y económico.
La pareja tuvo a dos hijos, Erik y Lyle, quienes crecieron en escuelas privadas, costosos viajes y costosos cursos de tenis.
De acuerdo a los reportes del caso, la noche del 20 de agosto de 1989 los hermanos de 21 y 19 años de edad salieron de casa para ir juntos al cine y al regresar, se encontraron con la brutal escena del crimen.
Sus padres irreconocibles por múltiples disparos en cabeza y cuerpo, la sala completamente cubierta en sangre y sus pertenencias destrozadas.
La llamada al 911 del momento del 'hallazgo' marcó el caso por completo, pues Lyle, el hermano mayor fue quien llamó a la policía en completo estado de shock y llanto.
Seis meses después, gracias al testimonio de un psicólogo, los hermanos fueron detenidos tras declarar en terapia que habían asesinado a sus padres en un tiroteo. Al ser detenidos, las autoridades se encontraron con lujosas compras, autos, relojes marca Rolex y derroche de lujo en Las Vegas, Nevada.
Al entrar en juicio por asesinato, los hermanos narraron la noche de los hechos, asegurando que asesinaron a sus padres, se hacearon, fueron al cine y regresaron para 'actuar' el hallazgo.
Además, su juicio se desarrolló alrededor del abuso infantil, en el que ambos acusaron a su padre de abusar sexualmente de ellos, así como su madre en distintas ocasiones llegando a temer por su vida.
Aunque la defensa se fortaleció con testimonios, el juez no creyó en el caso y desestimó la acusación de abuso, sentencia ándolos a cadena perpetua en California sin derecho a fianza o libertad condicional.
Actualmente tienen 52 y 50 años de edad y continúan en diferentes prisiones de California, ambos contrajeros matrimonio aunque en el estado está prohibida la vida conyugal a acusados por asesinato.