En los cuatro meses desde que Joe Biden alcanzó la nominación demócrata como candidato a la Casa Blanca, se ha centrado en consolidar las facciones divergentes y a menudo beligerantes del partido. Al acercarse el cierre de campaña, ese esfuerzo se ampliará para incluir a los republicanos descontentos con el presidente Donald Trump. (ARCHIVO)
En los cuatro meses desde que Joe Biden alcanzó la nominación demócrata como candidato a la Casa Blanca, se ha centrado en consolidar las facciones divergentes y a menudo beligerantes del partido. Al acercarse el cierre de campaña, ese esfuerzo se ampliará para incluir a los republicanos descontentos con el presidente Donald Trump.
Se espera que el exgobernador de Ohio, John Kasich, un republicano y crítico de Trump, hable en la Convención Nacional Demócrata en nombre de Biden el próximo mes, según una persona con conocimiento de los planes que pidió el anonimato para poder comentar sobre la estrategia. Kasich se encuentra entre un puñado de republicanos de alto perfil que probablemente se volverán más activos para apoyar a Biden en el otoño.
Mientras tanto, Trump no está haciendo prácticamente nada para expandir su atractivo más allá de los derechistas y nacionalistas que conforman sus partidarios más leales. Algunos operativos republicanos creen que los suburbios ya están perdidos mientras que un contingente de republicanos de alto perfil cuestiona abiertamente el mensaje de reelección del presidente. En un reconocimiento de los crecientes desafíos, Trump nombró a un nuevo jefe de campaña la semana pasada.
Quedando unos 100 días hasta las elecciones, hay tiempo para sucesos repentinos que podrían cambiar la trayectoria de la campaña. El anuncio del viernes de que el cáncer de la juez de la Corte Suprema Ruth Bader Ginsburg ha regresado fue un recordatorio de la potencial volatilidad que se avecina. En 2016, Trump aprovechó muy bien la posibilidad de nombramientos en el máximo tribunal para ganarse a los conservadores que lo veían con recelo.
Y en estados cruciales como Florida, algunos demócratas están preocupados de que la posición actual de Biden podría ser un punto álgido. Algunas encuestas sugieren que la fortaleza de Biden proviene más del descontento de los votantes con Trump que del entusiasmo por el ex vicepresidente, cuyos traspiés verbales, su largo historial en Washington y los recientes intentos de apaciguar a los progresistas lo dejan en un lugar más difícil de lo que a algunos demócratas les gustaría creer.