Retorno. Será la tercera vez que Esquizofrenia se presente en Torreón, esta vez en el Teatro Isauro Martínez. (CORTESÍA)
Hace cuatro años, el director de teatro, Rafael Perrín, se internó en una búsqueda para encontrar una obra que pudiera provocar diferentes emociones al público sobre el rubro del psicoterror. Pero Rafael no halló ninguna, pese a que buscó en países como España, Japón, Argentina y Estados Unidos.
No obstante, el alumbramiento se presentó en el mundo onírico. Una noche, Rafael Perrín soñó que realizaba una película en un hospital psiquiátrico. De repente, el staff desaparecía, Rafael se quedaba encerrado y nadie le creía que él era un actor.
Tras el sueño, Rafael despertó inquieto e inmediatamente le platicó el suceso a su esposa. Ése era el tema que tanto estuvo buscando para su nueva obra. Así empezó la idea de Esquizofrenia.
"Me senté junto a Mauricio Pichardo, uno de los grandes dramaturgos de nuestro país, y empezamos a desarrollar el proyecto. Nos tardamos un año en hacerlo. Yo personalmente me interné en un asilo psiquiátrico siete días para vivir la experiencia, saber cómo funcionaba, cómo se dormía."
Así, se decidió ambientar la obra en el Londres de 1914, en un hospital que apenas realizaba sus primeras prácticas de lobotomías y demás experimentos pisquiátricos.
TEMA
Rafael Perrín asegura que ha decidido tratar el tema de la esquizofrenia con la mayor seriedad posible y respeto, puesto que es una enfermedad que en México su padecimiento va en aumento. Además de que en ella no sólo sufren los enfermos, sino también sus familiares.
"Había que tomarla con mucha seriedad. Nos documentamos médicamente, clínicamente, históricamente, y también físicamente, porque la obra para mí representa un desgaste físico nunca antes visto en una obra de teatro. Son de tres a cinco kilos los que bajo por función. Y por ejemplo, en el caso de Torreón que vamos a dar dos funciones, ya te imaginarás el desgaste emocional y físico que es, es una preparación como para correr un maratón".
La obra trata de un monólogo donde Rafel Perrín interactúa con el público, cuyos integrantes hacen el papel de médicos y dependiendo de lo que ellos aporten es cómo se desarrolla la historia. El actor se rodea de efectos visuales, escenografía y un audio envolvente que abraza al público con una emoción distinta a cualquier espectáculo de teatro que hayan visto antes.
Para Perrín, el teatro puede ayudar al público concientizar sobre este tema. Recuerda que una experiencia le sucedió justamente en Torreón. Rafael salía de una función en el Teatro Isauro Martínez (TIM), cuando una joven de aproximadamente 18 años se le acercó, lo abrazó y le comentó que ella era esquizofrénica, pero nadie le creía lo que estaba viviendo. La joven vio la primera función e inmediatamente corrió a casa para llevar a su madre a ver la segunda entrega, esto con el fin de que su progenitora entendiera su enfermedad.
"El teatro lo que busca, por encima de todo, es entretener. Obviamente es un cuento, se está viviendo una aventura, una historia, donde el público está viviendo una emoción. Pero esto no quiere decir, que en el fondo no tenga un trasfondo de concientización y ejemplificación de esta enfermedad, para que las personas que tenemos la suerte de no padecerla, nos demos cuenta de lo que puede llegar a suceder con un desliz del cerebro".
Hasta ahora, Esquizofrenia ha tenido muy buena respuesta en las diferentes plazas donde se ha presentado. Han existidos llenos totales en ciudades como Monterrey o Guadalajara.
REGRESO
Este próximo 5 de febrero, con funciones a las 19:00 y 21:00 horas será la tercera fecha con doble función en que Esquizofrenia se estará presentando en Torreón, esta vez en el escenario del TIM. Los boletos ya se pueden conseguir en taquillas del teatro o en la plataforma Newticket.
Rafael Perrín compartió que guarda un cariño especial por la ciudad, pues fue precisamente en el TIM donde edificó uno de los primeros pilares de su carrera. Para él, el público de Torreón es muy exigente, conocedor y también muy agradecido.
"Mi carrera la empecé ahí, con los primero espectáculos donde yo participé con Carlos Bracho. En ese entonces Sonia Salum era la directora del TIM y era muy buena amiga de Carlos. Nos invitaron a hacer un espectáculo shakesperiano de poesía. Fue la primera vez que pisé el TIM, te estoy hablando de 1982, y desde desde día yo me había jurado todos los años poder ir. La vida no me lo permitió, muchos años no pude volver. Pero con Esquizofrenia ha coincidido perfectamente el espacio del teatro con la obra".