Al momento de escribir esta entrega, La Laguna ha superado 1000 casos confirmados y 59 decesos por COVID-19. Esa cifra es superior al total de casos en el estado de Durango y también es mayor al de otras cinco entidades del país. Representa, en números cerrados, 6 de cada 10 contagios y decesos de Coahuila. El fin de semana, el gobernador de Durango anunció que se mantiene por quince días más el cierre de actividades no esenciales en los municipios laguneros de ese estado ante la velocidad de la propagación del virus.
Para la Comarca, independientemente de si obedece a la aplicación de una mayor cantidad de pruebas, el número, a final de cuentas, expresa la situación crítica en la región. A través de las publicaciones del Consejo Cívico de las Instituciones Laguna, hemos podido observar que la movilidad en los estados que integran la región se mantuvo alta durante la Jornada Nacional de Sana Distancia. En otras palabras, el confinamiento fue de los más reducidos del país. Con el anuncio de la reactivación escalonada del pasado uno de junio, el menguado porcentaje de reducción de la movilidad sufrió aún más.
En el contexto nacional, el semáforo rojo pinta al país en su totalidad y así permanecerá esta semana. No es para menos, el treinta y uno por ciento de los fallecimientos se registró solo en la semana pasada. De acuerdo con diversos expertos en matemáticas, si el porcentaje de variación por casos nuevos se mantuviera como hasta ahora, el pico se presentaría a finales de la primera semana de julio, y reducirla en noventa y cinco por ciento tomaría hasta la segunda quincena de noviembre. Esto puede variar día con día. Solo refiero la fotografía al momento.
A cien días del inicio de la crisis, tal parece que nos encontramos ante el periodo más delicado en el país y en la región. Esto seguramente incidirá en medidas como la ya tomada por el gobierno de Durango. Quizá era la decisión que menos deseábamos y menos queremos para la parte de Coahuila pero, en este caso, huelga decirlo, el virus es el reloj. Y las capacidades hospitalarias son, en adelante, un indicador de la gravedad del momento. El secretario de salud de Coahuila lo advirtió el domingo: de llegar a un 80 por ciento de ocupación de camas, se tendría que regresar al cierre de actividades. Como en ningún momento previo de la crisis ahora es fundamental en la región el cumplimiento de las indicaciones para reducir el número de contagios nuevos por día y mantener con solvencia las capacidades del sector salud en la región.
De ahí lo decepcionante del comportamiento el fin de semana pasado. Los diarios locales han reportado decenas de personas detenidas por el alcoholímetro y lugares clausurados por la realización de fiestas. Ya hubo una muy famosa que propició el contagio de varios de los asistentes y aún así no se aprende del ejemplo. Todas las personas somos susceptibles al contagio, y precisamente las duras medidas que han debido tomarse tienen, entre otras finalidades, la de aminorar el riesgo de no recibir la atención médica adecuada en caso necesario. Hay que tomar la situación actual más en serio: a la fecha, en México muere una persona por COVID-19 cada ocho minutos y medio, y 31 por ciento de los pacientes hospitalizados ha fallecido.
A poco más de tres meses del inicio los impactos han sido profundos: cada ocho minutos una familia está de luto; millones, según el INEGI, han perdido su fuente habitual de ingresos; y, emocionalmente, nos ha pegado en mayor o menor medida. Seguramente hay mucho cansancio, miedo, incertidumbre. Para el caso de la Comarca, es tiempo de no ceder en prevención, responsabilidad y solidaridad. No hay atajos como solución.
A veces puede parecer que el esfuerzo de quedarse en casa y de seguir todas las indicaciones no ayuda, pero dos estudios publicados recientemente en la revista Nature han estimado el efecto positivo de las medidas no farmacéuticas tomadas hasta ahora. Sus conclusiones deben animarnos a mantener la disciplina: calculan que en Europa esas medidas ayudaron a prevenir 3.1 millones de fallecimientos; en tanto que en China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos habrían ayudado a prevenir 62 millones de casos confirmados. Quizá en el día a día no vemos los resultados. Pero estudios serios como estos ayudan a confirmar que actuar con responsabilidad salva vidas.