Inversión. El presupuesto supera los 900 millones de euros, de los que al menos 160 millones se destinaron a los primeros trabajos. (EFE)
Las obras de reconstrucción de la catedral de Notre Dame en París tienen una enorme complejidad poco conocida que quedó expuesta ayer sábado con una emisión televisiva en directo, en el que se mostró el reto de intentar devolver un templo de la Edad Media a su anterior esplendor.
Canteros, carpinteros, talladores de piedra, restauradores, especialistas en andamios y trabajadores en altura, prosiguen su compleja labor en un proyecto cuya conclusión está prevista para la primavera de 2024, justo cinco años después del grave incendio de 2019.
La catedral sufrió un incendio el 15 de abril del año pasado, aparentemente originado por unas obras de restauración. El siniestro destruyó el tejado y la famosa aguja del templo, además de que causó importantes daños en el conjunto del edificio.
El organismo público Reconstruir Notre Dame y el canal televisivo cultural Arte se unieron para mostrar en directo a través de varias redes sociales y desde dentro cómo son las obras de restauración, con entrevistas a responsables y trabajadores, con motivo de los Días Europeos del Patrimonio Cultural.
"Se ha hecho un trabajo considerable en un año y medio", afirmó durante la emisión el general Jean-Louis Georgelin, presidente de la institución.
A pesar de que las obras estuvieron paradas entre el 16 de marzo y el 27 de abril debido al confinamiento por la pandemia, Georgelin confió en terminar la restauración en el plazo previsto.
También recalcó la importancia de trabajadores de oficios tradicionales poco reconocidos en estos tiempos modernos, como canteros, talladores de piedra o vidrieros, que están "extremadamente orgullosos" de mostrar el valor de sus habilidades.
METROS DE ANDAMIAJE
Las obras son posibles gracias a un sistema de andamiaje que totaliza 5 mil 500 piezas, con un espacio de trabajo de 2 mil metros cuadrados.
La preocupación por la seguridad es total, no sólo por la posible caída de elementos inestables (ya consolidados) o para accidentes, sino también para prevenir la contaminación por plomo, un metal muy presente en la catedral, explicó Georgelin.
Uno de los capítulos más llamativos de estos trabajos está siendo el desmontaje del enorme órgano de la catedral, de 8 mil tubos, que si bien no fueron afectados por las llamas sí sufrieron la entrada de cenizas.
El desmontaje de los tubos para su limpieza, que comenzó en el mes de agosto, es "un trabajo impresionante" y constituye "una obra dentro de la obra", explicó Jonathan Truillet, responsable adjunto de las operaciones.
El objetivo es reconstruir los elementos dañados o destruidos tal como estaban originalmente, sobre todo la famosa aguja de 96 metros de altura (y que tenía 250 toneladas de plomo).
El presupuesto total supera los 900 millones de euros, de los que al menos 160 millones se destinaron a los primeros trabajos de consolidación y protección.
TRABAJADORES EN ALTURA
Las obras cuentan con la valiosa aportación de 35 trabajadores en altura (denominados "cuerdistas"), especialistas que operan colgados de cables, como los escaladores, y efectúan todo tipo de tareas.
Su labor es ayudar a garantizar la seguridad de los muros y otros elementos arquitectónicos, así como "ayudar a los demás trabajadores y llegar a donde no alcanzan los medios tradicionales", señala Xavier Rodríguez, a la vez un especialista y también presidente de la empresa Jarnias.
El responsable último de las obras es Philippe Villeneuve, arquitecto jefe de monumentos históricos de Francia, quien destaca que Notre Dame se ha convertido en "un yacimiento arqueológico co extraordinario gracias a este accidente", ya que "cada trozo" se recupera "para el análisis de los expertos".
Villeneuve mostró la marcha de las tareas de restauración de la capilla de San Fernando, que no fue afectada por el incendio pero quedó "muy sucia" por el hollín y algunos trozos de piedra.
La limpieza está recuperando el color original tanto de algunas pinturas como de la piedra.
En esta última se realizan ensayos con distintas concentraciones de productos, para determinar cuál es la idónea para lograr el tono más natural.
Maestros vidrieros realizan también un importante trabajo en la limpieza de las vidrieras polícromas. "Fue una gran milagro que las vidrieras no fueran afectadas por el incendio", recalcó.
Fuera de las obras pero casi al lado de la catedral, maestros carpinteros ofrecieron al público una demostración de construcción de parte de la estructura de madera que sostenía el tejado.
Cabe destacar que iniciada en 1163, pero concluida casi dos siglos después y objeto de una restauración a fondo en el siglo XIX, la catedral se convirtió en el símbolo de París y orgullo de sus habitantes gracias, en parte, al novelista Victor Hugo, por lo que el incendio del año pasado fue a la vez un duro golpe y un motivo de unidad para los parisinos.