Una amable visitante llegó a nuestra casa
He aquí que una hembrita de colibrí hizo su nido en la cochera y está empollando ahí sus huevecillos.
El nido es apenas un poco más grande que un dedal. Sin embargo en él cabe todo el prodigio de la vida.
No sé si exista la vida eterna, pero sí sé que la eterna vida existe.
En este tiempo en que la muerte asoma en cada esquina esta avecilla vino a recordarnos que la vida seguirá.
Le guardamos toda suerte de consideraciones a la mínima maestra.
Ya no estacionamos el coche en la cochera: los gatos podrían subir al capacete y amenazar al nido.
Por la noche no encendemos la luz, y a todas horas procuramos no hacer ruido.
Dejamos cerca un poco de agua azucarada, y evitamos turbar, aun con una mirada, la paz de la avecilla.
En medio de la amenaza de la muerte la vida nos visita.
Bienvenida.
¡Hasta mañana!...