Historias de la creación del mundo.
Al principio no había estrellas en el cielo.
¿Se imaginan ustedes un cielo sin estrellas? Aquello era como estar en la Ciudad de México, en Tokio, Los Ángeles o Nueva York.
La Luna estaba sola allá en lo alto.
Y como estaba sola estaba triste.
El buen Dios se compadeció de la pobrecita Luna, y para que la acompañaran hizo a las estrellas.
Con el mismo fin hizo también a los poetas y a los enamorados.
Ahora todos ellos forman un bonito grupo: la Luna, las estrellas, los poetas, los enamorados.
Y el buen Dios.
¡Hasta mañana!...