La puerta da al Oriente, lo mismo que las ventanas de la sala.
Cuando la noche ha dejado de ser noche y la mañana empieza a ser mañana el Sol entra a mi casa como
Pedro por su casa.
Yo lo recibo agradecido. La luz es cosa que siempre debe agradecerse. Y si la lleva uno por dentro eso debe agradecerse más.
Al primero que la da el sol es al Misterio. Así se llama el grupo formado por la Virgen, San José y el Niño. Las figuras fueron regalo para mi esposa y para mí de Marthita de la Peña, hermosa prima nuestra que vive en la antigua Villa de Santiago, ahora ciudad de
Nuevo León.
Regalo de Navidad fue ése. Ahora es regalo de todas las navidades.
Cada mañana mi señora yo vemos a Jesús, María y José iluminados por la primera claridad del nuevo día.
Parece que nos sonríen. La sonrisa del carpintero es de fe; la de la Madre es de esperanza; la del Hijo es de amor.
¡Hasta mañana!.