El poeta mexicano Octavio Paz recibió el Premio Nobel de Literatura el 10 de diciembre de 1990. (El Siglo de Torreón / Ilustración: Hessie Ortega)
“Gracias”, esa fue la palabra con la que Octavio Paz abrió su discurso tras recibir el Premio Nobel de Literatura, el lunes 10 de diciembre de 1990. El lugar que inmortalizó al poeta mexicano se ubicó como un verso bien logrado en la ciudad sueca de Estocolmo.
En punto de las 16:30 horas, tras una presentación del académico Kjell Espmark, Paz subió al estrado y recibió el galardón en manos de Carl XVI Gustaf, rey de Suecia. La lente de un fotógrafo enfocó a los involucrados vestidos en trajes negros, mientras estos estrechaban sus manos y contemplaban sus rostros. Entonces, el instante quedó congelado y fue impreso en los principales diarios del mundo, incluido el de esta casa editora.
El veredicto del jurado peroraba que el Premio Nobel de Literatura se plasmaría en la páginas de la historia mexicana por su “apasionada obra literaria de amplios horizontes, moldeada por una inteligencia sensual y un humanismo íntegro”.
Paz representó entonces el orgullo nacional emergido de ese laberinto, donde la soledad aborda al mexicano en sus raíces mestizas y consructoras de un edificio identitario. Para el poeta, el momento de la literatura hispanoamericana había llegado, luego de que las letras rusas y anglosajonas dominaron a finales del siglo XIX y durante la primera parte del siglo XX.
“El premio es importante para mí y para las literaturas mexicana e hispanoamericana”, declaró.
Un año antes de la entrega, Paz se perfilaba junto a Mario Vargas Llosa como los principales candidatos latinoamericanos a ganar el próximo Premio Nobel de Literatura. Sus más de siete décadas de vida y el legado que habían dejado obras como El laberinto de la soledad (1950), le brindaban cierta ventaja respecto al escritor peruano.
En octubre de 1990, Octavio Paz recibió en Nueva York la noticia de su condecoración. Entonces se encontraba en un festival de literatura mexicana e inmediatamente, comenzó a recibir llamadas de los principales mandatarios hispanos para extenderle sus felicitaciones.
Dos meses después, cuando el galardón le fue entregado en Suecia, Paz emitió en un discurso de 48 minutos titulado La búsqueda del presente, en el que recorrió sus influencias poéticas y dio cátedra de cómo la lengua supera a las realidades políticas e históricas, ya que estas la necesitan para ser construidas.
“En mi peregrinación en busca de la modernidad me perdí y me encontré muchas veces”, mencionó tras ser cubierto por una cortina de aplausos.
LAGUNEROS OPINAN
Treinta años han pasado desde la entrega del único Premio Nobel que ha obtenido un escritor mexicano. Su legado es indiscutible a través de su poesía, ensayo y prosa, pues ha superado el umbral del tiempo para convertirse en un escritor vigente.
Respecto a su obra, el autor lagunero Vicente Alfonso escribe:
“‘Una vez escrita, la obra tiene una vida distinta a la del autor: la que le otorgan sus lectores sucesivos’ aclara Octavio Paz en Las trampas de la fe.
Más que una biografía de la escritora de Nepantla, el libro toma como punto de partida a Sor Juana y su obra para trazar reflexiones que abarcan del antiguo Egipto hasta el México de nuestros días. Me interesa señalarlo porque, en mi opinión, el poeta y ensayista de Mixcoac nos legó con sus poemas y ensayos mucho más que la documentación de sus múltiples intereses: si en algo coinciden El ogro filantrópico, El arco y la lira y la Pequeña crónica de grandes días es su particular manera de sistematizar el pensamiento.
Por debajo de toda su obra se advierte una constante reflexión de la compleja relación entre el arte y los procesos históricos. Justo en Las trampas de la fe, Paz cita a T.S. Eliot para enumerar las tres cualidades que distinguen a un gran poeta: la excelencia, la abundancia y la diversidad. Sin saberlo, estaba definiéndose a sí mismo”.
Por su parte, el escritor Saúl Rosales recuerda que la noticia del premio se vivió con gran celebración en los altos círculos intelectuales donde Paz se movía. Enrique Krauze es ejemplo de ello, pues dos años antes criticó con dureza a Carlos Fuentes (entonces rival de Octavio Paz) en un artículo de la revista Vuelta (dirigida por el mismo poeta).
Medios latinoamericanos de la época aseguraron que el ataque tenía como objetivo impedir que Fuentes le hiciera sombra a Paz para la obtención del Nobel.
Así mismo, Rosales es crítico en afirmar que el poeta obtuvo créditos ante la Academia Sueca tras alejarse de la poesía y adentrarse en el ensayo donde reprobaba los movimientos socialistas. Para 1988, ya era conocida la posición intransigente de Paz respecto a la situación en Cuba y Nicaragua.
“Paz fue un poeta apreciado en la izquierda hace mucho tiempo, porque su primera poesía era nacionalista y comprometida con la izquierda. Pero entendió que ese no era el camino que lo llevaría a donde él quería llegar y entonces se dedicó a escribir ensayos. Si te fijas, muchos políticos mencionan a Octavio Paz, pero nunca mencionan un verso de él, nunca mencionan su poesía, mencionan sus ensayos. ¿Por qué? Porque Paz se puso a escribir ensayos a favor del capitalismo, en contra del socialismo. Este fue su camino hacia el Premio Nobel”, compartió Rosales.
En ese tenor, la lagunera Enriqueta Ochoa comentó en una entrevista publicada en 2007 en La Jornada Semanal, que Jaime Sabines era más poeta que Octavio Paz y que el autor de Los enamorados “sí merecía el Premio Nobel”.
Octavio Paz pertenece a la corta y exclusiva lista de mexicanos que han ganado un Premio Nobel, los otros son Alfonso García Robles (Premio Nobel de la Paz, 1982) y José Mario Molina Henríquez (Premio Nobel de Química, 1995).
El autor murió el 19 de abril de 1998, cuando el cáncer de huesos fue ese laberinto del cual ya no pudo salir.
NOBEL 2020
El pasado 7 de diciembre, la poeta estadounidense Louise Glück recibió oficialmente el Premio Nobel de Literatura 2020. Ante la contingencia sanitaria, Glück no viajó a Suecia para ofrecer un discurso sobre el galardón, como lo hicieron sus antecesores, sino que se grabó en un video disponible en la página web del Premio Nobel.
En el mensaje, la también profesora habló de su forma de entender la poesía, de la relación entre autor y lector, a través de sus recuerdos de infancia y adolescencia, evocando a autores como William Blake, Stephen Foster, Emily Dickinson o los cantos de las obras de William Shakespeare.