El golfista mexicano Abraham Ancer entra en acción hoy, en la primera ronda del Abierto de Estados Unidos. (AP)
El Abierto de Estados Unidos, que pasa a ser el segundo 'major' del año, después de la celebración del PGA Championship en agosto en San Francisco y el aplazamiento del Masters de Augusta a mediados de noviembre, se disputará de hoy al domingo a las afueras de Nueva York, en el recorrido de Winged Foot, una de las sedes más duras y complicadas de la historia de este grande.
A pesar del drama que se avecina en un campo en el que Geoff Ogilvy, el ganador de la edición de 2006, acabó con cinco golpes sobre el par, no se han escuchado las habituales lamentaciones de los jugadores por las duras condiciones dispuestas por la Asociación de Golf de Estados Unidos (USGA) para esta semana, que comenzó con el anuncio de la retirada de Sam Horsfield y Scottie Scheffler por dar positivo de COVID-19.
Horsfield y Scheffler fueron los únicos positivos y, tras el susto inicial, la atención se desvió a las condiciones del campo y la estrategia de las grandes estrellas del golf mundial. "Este campo va a ser duro. Dependerá de dónde pongan las banderas y si nos dan una oportunidad. Pero va a ser difícil en cualquier caso", dijo Tiger Woods, ganador de cuatro US Open y 15 grandes.
Jon Rahm forma parte de un grupo de pegadores, encabezado por Dustin Johnson, líder del ránking mundial, en el que también destaca el también Bryson Dechambeau.
La dureza del campo y la calidad de los participantes abren las opciones de victoria a cualquiera de los 144 participantes, entre ellos tres latinoamericanos, el mexicano Abraham Ancer, el chileno Joaquín Niemann y el colombiano Sebastián Muñoz.