Hafter se opuso terminantemente a que Turquía supervise el cumplimiento del cese al fuego. (ARCHIVO)
Los rebeldes libios liderados por el mariscal Jalifa Hafter se resistieron a estampar su firma en el documento de cese al fuego permanente que sí fue suscrito por el Gobierno de Acuerdo Nacional libio (GNA, reconocido por la ONU) durante unas maratonianas negociaciones en Moscú.
"Hafter y el presidente del Parlamento de Tobruk, Aguila Saleh, valoran positivamente el documento y pidieron un poco más de tiempo hasta mañana por la mañana para decidir si lo firman", explicó a la prensa el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, al término de las negociaciones.
"Espero que su decisión sea positiva", agregó Lavrov en una breve comparecencia sin preguntas.
HAFTER PONE PEGAS AL ACUERDO
Después de que ambos bandos aceptaran un frágil alto el fuego que entró en vigor el 12 de enero, se allanó el camino por vez primera en meses para el cese de la ofensiva rebelde sobre Trípoli, pero Hafter se enrocó y se opuso terminantemente a que Turquía supervise el cumplimiento del cese al fuego.
Con todo, un serio Lavrov puso al mal tiempo buena cara y destacó "ciertos progresos" logrados a la hora de formalizar las condiciones de un indefinido cese de las hostilidades que han sumido a Libia en una guerra civil, que se ha intensificado desde abril del pasado año.
"El jefe del GNA, Fayez al Serraj, y el presidente del Consejo Supremo de Estado libio, Jaled al Mashri, acaban de firmar" el documento, subrayó.
NO SE PRODUJO EL ESPERADO CARA A CARA
Fue una jornada de más de seis horas de negociaciones herméticas en las que el hombre fuerte del este del país y líder del Ejército Nacional Libio (LNA), Hafter, se negó a reunirse en la capital rusa con Al Serraj.
Según Sky News Arabia, las fuertes discrepancias marcaron la jornada, y es que según sus fuentes, Hafter demandó la entrada de sus tropas en Trípoli y la retirada de todos los mercenarios traídos de Turquía y Siria.
Por su parte, Al Serraj pidió la retirada de las fuerzas rebeldes a las posiciones anteriores a la ofensiva rebelde contra la capital iniciada el 4 de abril de 2019.
PROMUEVEN LAS NEGOCIACIONES
Las negociaciones fueron impulsadas la pasada semana por los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Turquía, Recep Tayyip Erdogan, tandem que ya media en Siria.
Hafter cuenta con el respaldo de Putin, quien acusa a Occidente de sumir a Libia en el caos al asesinar en 2011 al dictador libio, Muamar al Gadafi.
Mientras, el Gobierno libio es sostenido por la ONU y apoyado militarmente por Ankara, en tanto que la Unión Europea (UE) le apoya política y económicamente.
De hecho, del éxito de las negociaciones en Moscú depende la convocatoria en Berlín de una conferencia internacional -inicialmente prevista para el 19 de enero- encaminada a impulsar una solución para el conflicto.
Al respecto, el ministro de Exteriores turco, Mevlüt Cavusoglu, aseguró que si Hafter "firma mañana por la mañana dicho documento", ambas partes se comprometerían a respetar el alto el fuego indefinido, paso previo para el lanzamiento de un proceso de arreglo político.