
Su inicios. A finales de la década de 1990, Reese surgió en el cine como una actriz prometedora. (ARCHIVO)
La actriz estadounidense Reese Witherspoon, confesó que ha estado en terapia desde los 16 años por problemas de salud mental y que sufrió depresión posparto.
En una reciente entrevista de podcast con Jameela Jamil, la actriz de Legalmente rubia y Big Little Lies, relató su experiencia al buscar tratamientos de salud mental y a los estigmas que se enfrentan cuando piden ayuda.
"Definitivamente tenía ansiedad, mi ansiedad se manifiesta como depresión, por lo que me deprimiría mucho. Mi cerebro es como un hámster en una rueda y no se despega", señaló Reese de 44 años, y afirmó que esta situación la ha estado manejando toda su vida.
Witherspoon, madre de tres hijos, Ava, de 20, Deacon, de 16 y Tennessee de 7, aseguró que con la maternidad se profundizaron sus problemas de salud mental.
"No entendemos el tipo de montaña rusa hormonal que usted sigue cuando deja de amamantar. Tenía 23 años cuando tuve mi primer bebé y nadie me explicó que cuando dejas de darle pecho al bebé, tus hormonas se van al baño. Me sentí más deprimida que en toda mi vida".
Al darse cuenta de que necesitaba apoyo, acudió con especialistas para sobrellevar la depresión, finalizó la actriz, quien recientemente estrenó la serie Little fires everywhere.
A finales de la década de 1990, Reese surgió en el cine como una actriz prometedora. En 1998 apareció en películas importantes como: Urgente por accidente y Amor en colores.
Al año siguiente, Witherspoon participó en Elecciones, aclamada por la crítica, que le valió una nominación al Globo de Oro como mejor actriz; pero ganó gran fama internacional cuando protagonizó la película Cruel Intentions, siendo nominada a tres premios.
En el año 2001 marcó un punto de inflexión en su carrera con el papel estelar de Elle Woods en el éxito de taquilla Legally Blonde.
En 2002 protagonizó Sweet Home Alabama, que se convirtió uno de los mayores éxitos comercial entre sus películas hasta la fecha, y en 2003 se la vio a su regreso como actriz principal y productora ejecutiva en la película Legally Blonde 2.
En 2005, recibió la atención del público y la alabanza de la crítica por su interpretación de June Carter Cash en la película Walk the Line, que le valió un Premio Óscar, un Globo de Oro, un premio BAFTA y el Premio del Sindicato de Actores a la mejor actriz en un papel protagonista.